Claudio Boccalon y Mariela Rzepeski, de Florencia Varela en Argentina, son una pareja que durante años intentó procrear sin éxito. Ni los tratamientos de fertilidad a los que se sometieron probaron ser efectivos, fue así que decidieron que la adopción era la mejor solución.
Sin embargo la adopción tampoco resultó fácil, tuvieron que pasar diez años antes de que por fin les hablaran de un niño: Julio, de 12 años, que vivía en la provincia de Misiones.
Fue entonces que Claudio y Mariela viajaron a ver al chico, no se esperaban lo que encontraron cuando por fin llegaron con él. Junto a Julio estaban sus cuatro hermanitos, todos esperando también una familia que les adoptara.
El problema era que la gente consideraba que Julio ya estaba «grande» y nadie parecía querer adoptarlo, en cambio buscaban a sus hermanos; pero ahora era diferente:
«Fue amor a primera vista. Julio supo también comprarnos, era un chico muy extrovertido, hablaba y nos preguntaba. Yo me emocioné», recuerda Claudio.
Y no sólo eso, sino que la pareja decidió que no adoptarían a Julio nada más, sino que optaron por la adopción de sus cuatro hermanitos.
«Esa noche por primera vez me sentí mamá, nos conquistó el amor por sus hermanos; él fue la puerta para sus hermanos», explica Mariela.
La increíblemente generosa decisión de esta pareja no solamente cumplió su sueño de ser padres, sino que les dio a sus cinco nuevos hijos la posibilidad de estar siempre juntos y ser parte de una familia que les quiere, cuida y protege.
Poca gente es realmente desinteresada y entregada en una forma tan extraordinaria como lo son Claudio y Mariela. Fomentemos la adopción como un manera de dar a los pequeños sin padres la familia y el amor que todos merecen.
En lo personal la veo como una opción viable para todas aquellas mujeres que están considerando la terrible decisión de abortar.