Rich Cushworth conoció a su esposa Mercy Casanalles en Dallas, EE.UU., durante un evento religioso. Fue un amor a primera vista. Mercy quedó embaraza y tuvo que volver a su país de origen, El Salvador, pues tenía una visa temporal. Rich, por su parte, esperó con ansias la llegada de su hijo a Estados Unidos. Sin embargo, cuando la enfermera llevó a su hijo recién nacido, Jacob, ella se dio cuenta que algo andaba mal.
Algo en su interior, un instinto maternal quizás, le dijo que ese no era su hijo. Sin embargo no pudo argumentarlo y terminó llevándose al niño a su casa.
“Cuando lo recibí, dije ‘Este no es mi bebé’”.
Pasó el tiempo y Mercy seguía con esta preocupación. Después de un par de meses Mercy se hizo una prueba de ADN: Jacob no era su hijo. Siempre lo supo, pero era muy difícil aceptarlo. A pesar de que no era su hijo biológico Mercy y Rich habían formado un fuerte lazo con él pero debían hacer lo correcto y devolverlo con su verdadera familia. La pregunta era: ¿Dónde estaba su hijo biológico?
Después de hablar con las personas del hospital y arreglar todo, la pareja devolvió a Jacob con su nueva familia. Ellos recuperaron a su hijo Moises. Sin embargo, tenían un gran problema. El gobierno salvadoreño no quiso reconocerlo como su hijo y no le dieron ni un certificado de nacimiento ni un pasaporte para poder viajar a Estados Unidos por un año completo.
Pasó el tiempo y después de mucho tiempo la familia logró volver a su país de origen. “Estamos muy felices y muy agradecidos”, dijo Rich en el aeropuerto nuevamente en suelo norteamericano. Después de muchas confusiones y sufrimientos lo habían logrado.