Hay un dicho relacionado con la maternidad y paternidad que dice «Cuando estén callados, corre». Y es que cuando están silencio es cuando están explorando, investigando y, en consecuencia, haciendo todas esas cosas que normalmente requieren de la intervención de un adulto.
Y si no, que se lo digan a esta madre, que llegó con la cámara a la habitación, tras la noche, como sabiendo que se encontraría con algo impresionante, y no falló: las descubrió con las manos en la masa. O mejor dicho, con las manos en la crema.
Lo divertido es la ausencia de reacción en la madre, que solo alcanza a soltar un suspiro mientras intenta entender por qué han hecho eso, y trata de imaginar cómo solucionarlo.
Crema de bebé, pasta al agua (vista la consistencia), de la que cuesta retirar del culito de los bebés, en el suelo, en las manos de la artífice del tratamiento y en la cara, pelo y ropa de la más pequeña.
Que esa es otra, increíble lo solícitos que son los pequeños, que se dejan hacer de todo, como este hermanito que se dejó embadurnar con crema de cacahuete. Son los perfectos cómplices de sus hermanos, ¿no crees?
