El susto de sus vidas se llevaron unos padres en Estados Unidos. Todo ocurrió cuando visitaron el zoológico de San Luis, en Misuri, y su pequeño bebé quedó encantado con los oso polares.
El pequeño se acercó y trató de tocar al animal a través del vidrio que los separaba, sin embargo, nunca se imaginó la reacción del oso, que abrió su boca para “devorarlo”.
El niño se movió asustado esperando que su madre lo tomara, quien estaba muerta de la risa.
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