Los bebés ya son tiernos incluso cuando ponen sus caras de mayor horror. Ya en ocasiones anteriores nos han sorprendido y hecho reír ante diversos factores, pero esta vez se ganaron nuestro corazón más que nunca. Sus propios e inocentes juguetes, fueron los que le causaron tanto pánico, y aunque ellos precisamente no lo pasaron tan bien, la verdad es que es inevitable morir de amor con sus reacciones.