Niños mandones, síndrome del emperador o pequeños tiranos, son los calificativos que se suelen dar a los niños que quieren llevar el control en casa (mandar en sus padres) y en cualquier círculo social que se encuentre (escuela o casa de familiares).
En los últimos años se ha dado a conocer mucho sobre este tipo se síndrome, pues cada día se ha venido observando como en cualquier círculo social los niños sienten el control de todo lo que les rodea, así como si dar órdenes y sentirse el rey de todo es parte de una necesidad.
Algunos psicólogos afirman que los niños o adolescentes mandones pueden llegar a abusar de sus padres mental y físicamente sin la menor conciencia.
¿Cómo inicia la tiranía?
Los niños suelen creer que las madres son un poco “más débil” que los padres, por ello suelen ser la principal víctima del pequeño emperador, aunque luego extenderá el maltrato a otros miembros de la familia (hermanos o abuelos).
Características de los niños mandones
- No acata órdenes.
- Comienzan por mandar y gritar a todas las personas que se encuentran a su alrededor.
- Presentan escasos recursos para la solución de problemas o afrontar experiencias negativas.
- Creen que son el centro del mundo, y que todos deben hacer lo que él ordene.
- Buscan las justificaciones de sus conductas en el exterior y culpan a los demás de lo que hacen, por tanto, esperan que sean los otros quienes les solucionen sus problemas.
- No sienten remordimiento por sus malas acciones. Por ello no son capaces de pedir una disculpa.
- Les cuesta adaptarse en el colegio, pues sienten que en un lugar desconocido pierden autoridad.
¿Cómo evitar este síndrome?
- Los padres deben estar atentos a los niños que imponen de manera sistemática todo lo que desean con gritos o rabietas.
- Si tu hijo quiere que todas las personas que lo rodean hagan su voluntad, debes explicarle que así no funcionan las cosas. Es importante inculcar el sentido de equidad.
- Edúcalo de manera consciente y creativa.
- Cada vez que regañes a tus hijos debes hacerlo de forma constructiva, los regaños nunca deben conllevar al maltrato físico o verbal.