Isabel de Inglaterra cumple hoy 65 años en el trono y vuelve a hacer historia

Ha vuelto a hacer historia. Isabel II de Inglaterra ha marcado hoy otro hito en su reinado al convertirse en la primera monarca británica en cumplir los 65 años en el trono. Hay momentos que sólo se viven una vez en la vida, pero acontecimientos tan extraordinarios como el Jubileo de Zafiro de la soberana siquiera ocurren alguna vez. Este nuevo aniversario récord se está señalando con salvas de cañón en Green Park de Londres y en la Torre de Londres y con la publicación de una fotografía inédita de la reina Isabel, firmada por David Bailey. Un retrato azul, a tono con la gran ocasión, como no podía ser de otra manera. En la imagen, realizada en 2014, la Reina lleva el fabuloso conjunto de joyas de zafiros, que le había regalado su padre por su boda en 1947.

La Reina pasará el día en privado, a puerta cerrada, y no abordará ningún compromiso oficial. Y es que, después de todo, en este día la reina Isabel sólo tiene pensamiento para su padre, que falleció en la madrugada del 5 al 6 de febrero de 1952. El rey George VI murió a la edad de 56 años de una trombosis coronaria, mientras dormía. Aquella noche su hija mayor se acostó princesa heredera Isabel y a la mañana siguiente se levantó Su Majestad la Reina de Inglaterra.

Isabel II, hoy reina de reinas, siempre ha sentido que su largo reinado es consecuencia de la temprana muerte de su padre y que por lo tanto no es motivo de celebración. Así que, y como es comprensible, pasará en privado la fecha del aniversario de su fallecimiento.

Permanecerá en Sandringham junto a su esposo, el Duque de Edimburgo, y dedicará parte del día a sus cajas rojas, no de los conocidos bombones, sino de de los documentos oficiales, como ha hecho cada día de su reinado.

Aquel día en el que se convirtió en Reina
Corría febrero de 1952. La princesa Isabel se encontraba en Kenia con su marido, el príncipe Felipe. La pareja, que llevaba casada cinco años, se encontraba en la primera vuelta de su gira oficial por la Commonwealth, que incluía también visitas a Australia y Nueva Zelanda, en representación de su padre el rey George VI, que estaba demasiado enfermo para viajar. El Rey, a miles de kilómetros de distancia en Sandringham, estaba luchando contra el cáncer y su salud estaba en declive. Había acudido a la despedida oficial de la princesa Isabel y de su marido en el aeropuerto de Londres, aquel 31 de enero sería la última vez que padre e hija se verían.

queen-airport-nairobi

La pareja pasó el día de 5 de febrero tomando imágenes de los elefantes en un abrevadero cercano, antes de retirarse a su habitación en lo alto de los árboles en el hotel Treetops. Aquella madrugada del 6 de febrero, pasó de ser princesa a reina: «Por primera vez en la historia, una joven se subió un día a un árbol como princesa, lo que describió como su experiencia más emocionante, y al día siguiente se bajó del árbol como reina», escribiría el cazador británico Jim Corbett , que se encontraba alojado en el hotel en el mismo momento que la pareja, en el libro de registro de los visitantes.

La noticia de carácter urgente tardó su tiempo en llegar a destino debido a la ubicación remota de Isabel. Se transmitió primero a un cortesano de alto nivel, que se la comunicó al secretario privado de la princesa, Martin Charteris, que luego informó al ayudante del príncipe Felipe, el comandante Michael Parker. Para entonces, la pareja real había regresado a Sagana Lodge, una granja a unas 20 millas de distancia de Treetops, que el gobierno de Kenia le había obsequiado como regalo de bodas. El comandante Parker avisó personalmente al príncipe Felipe de la muerte del rey George, y fue él quien dio la noticia a su esposa. «Parecía como si medio mundo se le hubiera caído sobre él», recordó más adelante el comandante Parker. «Llevó a la reina Isabel al jardín y caminaron hacia arriba y hacia abajo mientras él la hablaba y la hablaba y la hablaba». Martin Charteris llegó poco después: «Estaba sentada erguida, aceptando plenamente su destino», dijo de la nueva Reina. «Le pregunté qué nombre tomaría: ‘El mío, por supuesto».

John Jochimson fue uno de los 32 periodistas que siguieron a la pareja real en aquel momento: “Yo y otros dos fotógrafos nos quedamos en Sagana Lodge con la esperanza de tomar una fotografía de la princesa, ahora reina Isabel, partiendo hacia Londres”. “Un funcionario nos dijo: ‘Su Majestad pidió que no se tomen fotografías’. Nos quedamos en silencio fuera de la casa de campo viendo los coches envueltos en una nube de polvo, ninguno de nosotros tomamos una foto de aquel momento histórico. Al ver a la joven como Reina de Inglaterra en el coche, sentí su tristeza. Cuando levantó la mano hacia nosotros, nos quedamos allí en silencio y con nuestras cámaras en el suelo”.

La Reina regresó el 7 de febrero a Londres, donde encontró una nación de luto, con banderas ondeando a media asta, teatros cerrados y eventos deportivos cancelados. Al día siguiente, la Reina se dirigió a consejeros privados y representantes de la ciudad de Londres y de la Comunidad en el palacio de St. James: “Por la repentina muerte de mi querido padre, estoy llamada a asumir las funciones y responsabilidades de la soberanía. Mi corazón está demasiado lleno para decirles más hoy que voy a trabajar siempre como mi padre hizo a lo largo de su reinado, para avanzar en la felicidad y la prosperidad de mis gentes, que se encuentran por el mundo entero”.

Trescientas mil personas visitaron durante los tres días de luto la capilla ardiente de George VI en Westminster Hall, antes de que fuera enterrado en la capilla de St. George, en Windsor, el 15 de febrero. La coronación de la Reina no se celebró hasta medio año después el 2 de junio 1953.

Salir de la versión móvil