Es sumamente importante que las mujeres embarazadas tengan cuidado con el consumo de antibióticos, ya que el uso excesivo de este medicamento puede repercutir en la salud del bebé.
Un estudio realizado por científicos del Centro Médico Langone de la Universidad de Nueva York (Estados Unidos) ha revelado que tomar antibióticos durante la gestación puede alterar la composición de la microbiota intestinal del bebé, aumentando el riesgo de que el futuro bebé desarrolle una enfermedad inflamatoria intestinal (EII), como enfermedad de Crohno colitis ulcerosa.
La ingesta de antibióticos durante el embarazo pueden influir sobre el equilibrio del microbioma, de hecho, estudios anteriores habían comprobado que cuando se administran este tipo de medicamentos a la mujer durante el parto se puede producir una alteración en el proceso de establecimiento de la flora intestinal del recién nacido. Los resultados de la nueva investigación, que se ha publicado en Nature Microbiology, demuestran que los antibióticos modifican las comunidades microbianas que heredan los hijos, y que los cambios afectan a su salud a largo plazo.
Consecuencias en los niños prematuros
A través de diferentes estudios se ha podido comprobar que el estado de los niños prematuros (que ya tienen menos bifidobaterias y bacteroides en su flora intestinal de lo normal) agravan si se han usado antibióticos durante el nacimiento.
¿Cuál sería la posible solución para este problema?
Los especialistas aseguran que una buena estrategia es limitar el impacto de los antibióticos sobre la microbiota intestinal del pequeño, para que el establecimiento de la flora intestinal del niño sea la mejor posible.
Antibióticos que pueden consumirse en el embarazo
La Penicilina, cefalosporina y derivados sintéticos son los antibióticos más recomendables durante el embarazo, ya que son especiales para combatir contra un amplio número de bacterias y de infecciones, y hasta ahora con estos tres medicamentos no se conocen efectos secundarios sobre el bebé.
