Poco sabemos de la conjuntivitis en los recién nacidos y de sus graves consecuencias si no es detectada a tiempo. Hay factores imposibles de controlar pero si fáciles de curar, por lo que es muy importante que las mamás estemos atentas.
Conjuntivitis en recién nacido
Esta enfermedad se presenta como una secreción excesiva de los ojos, la que puede ser acuosa, sanguinolenta, espesa y purulenta. También se pueden hinchar los párpados, e incluso tornar rojos y sensibles. Cuando estos signos se presentan es necesario llevar al recién nacido a un oftalmólogo, el cual le realizará dos exámenes. Se analizará el cultivo de la secreción del ojo y además se llevará a cabo un examen con lámpara de hendidura para buscar daño en la superficie del globo ocular.
¿Por qué se produce la conjuntivitis en los recién nacidos?
Los factores causantes de esta patología se pueden producir a través de las gotas oftálmicas antibióticas administradas en el parto, por una obstrucción del conducto lacrimal o simplemente por una infección bacteriana vaginal (la clamidia es el agente infeccioso más frecuente) transmitida por la madre al momento de de dar a luz, siendo esta última la más grave.
Tratamiento para la conjuntivitis en los recién nacidos
Lo más común es utilizar gotas y ungüentos oftálmicos antibióticos tópicos, antibióticos orales y por vía intravenosa, dependiendo de la gravedad de la infección y del organismo responsable.
De manera ocasional, se puede recurrir a la administración oral y tópica simultáneamente (o tópica e intravenosa) y para eliminar la secreción purulenta que se acumula, se humedece el ojo con una solución salina normal. Si la conjuntivitis es causada por una obstrucción del conducto lacrimal, puede ayudar la realización de constantes masajes suaves entre el ojo y el área nasal. La cirugía puede ser necesaria si esta afección no se ha resuelto al año de edad.
Algunos especialistas aseguran que es muy importante actuar de manera inmediata, ya que las complicaciones pueden ser muy graves y requieren de tratamientos más complicados. Dentro de las afecciones posibles a desarrollarse está la cicatrización corneal, inflamación del iris, perforación de la córnea, neumonía e incluso ceguera.