Realizarse como mujer, esposa, madre y además trabajadora, es lo que ansían muchas mujeres, algo que algunas logran a costa de sacrificios y con una cierta dosis de culpa al sentir que por trabajar fuera de casa postergan a la familia y los hijos.
Especialista de la Universidad del Pacífico analiza el complejo escenario en el que viven muchas mujeres y familias en la actualidad, debido a este tema.
Tal como se señala en el estudio de Participación Laboral Femenina en Chile en 2015, la participación laboral femenina en nuestro país, aunque aún es baja, ha aumentado en los últimos 25 años, especialmente en el segmento de mujeres casadas, superando el 49%.
Para la Directora de la Escuela de Psicología de la Universidad del Pacífico, Carmen Gutiérrez, esto sucede porque hay un rol social adscrito al género, al cual se asocian ciertos comportamientos, sentimientos y obligaciones.
En ese contexto, se define que las mujeres poseerían una serie de características prácticamente innatas y no culturales, que las harían más proclives a asumir de mejor manera la tarea de cuidado de los hijos y de la familia. “Por lo tanto, al estar tensionada en el cumplimiento satisfactorio de esa tarea y por estar repartida respondiendo adecuadamente en distintos escenarios, como podría ser la casa y el trabajo, las mujeres podríamos experimentar con mayor claridad, intensidad o frecuencia, el sentimiento de culpa”, aclara la psicóloga.
La experta indica que lo que hay de fondo es que los dos ámbitos de desarrollo, el laboral más social y abierto al mundo, y el espacio más interno de la casa, son espacios opuestos y antagónicos, que de alguna manera tienden a rivalizar.
Cómo sobrevivir a la culpa y a la ambivalencia continua de roles
En la actualidad en la mayoría de los países han podido resolver de buena manera este conflicto, con una distribución de los roles menos rígida. “Ahí es la propia pareja la que decide quién hace qué, por eso se da que la mujer sale a trabajar y es el hombre el que se queda al cuidado de los hijos. Ese tipo de experiencias es interesante, porque es la pareja o el núcleo familiar el que define cuál es la mejor manera de vivir la vida y no desde lo que está socialmente pre-establecido. Esa posibilidad de desarrollar una respuesta propia, creativa, que sea atingente y contingente a su propia realidad, es lo más sano”, asegura la experta.
Por ello, la psicóloga indica que si una mujer está en pareja, sea o no el padre de sus hijos, debe conversar y acordar una distribución de tareas y funciones, tanto del ámbito del trabajo como del ámbito del hogar, para que los hijos estén bien protegidos. “Para revertir de alguna manera la definición preestablecida de los roles en una pareja, el planteamiento no debe ser ‘yo estoy incumpliendo y necesito tú apoyo’, sino: “acá tenemos que distribuirnos las tareas de otra forma’”, enfatiza.
La psicóloga reflexiona que “el ideal es buscar una salida donde esté a la base la asociatividad y la capacidad de establecer relaciones de cooperación. Es decir, un recurso frente al aislamiento en el que muchas familias viven y que nos ayude a mantener lazos con el otro y ser co-responsables socialmente”.