Ya hemos hablado anteriormente del período del postparto y lo que involucra en la mujer. Pero cuando por circunstancias debes pasar el puerperio en casa ajena sin duda se vuelve en un reto poco hablado.
Ps. Nicol Mendoza Yáñez/ Psicóloga Clínica USACH /Mamá de 3.
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Se ha vuelto una tendencia saludable e higiénica para la salud mental de las mujeres que han decidido ser madres el poder abrir, con menos culpa y mayor sensatez, lo vertiginoso de la experiencia contenida los primeros meses de nacido el bebé.
La visión romántica que se publicita tradicionalmente ha sido destronada por una mirada menos maquillada acerca de lo que realmente ocurre durante aquel periodo. Expuesto así por las distintas mujeres-madres alrededor del mundo quienes han buscado testimoniar sus propias experiencias, compartiéndolas a través de las redes sociales, originando múltiples comunidades virtuales que se han vuelto lugar común para tantas mujeres-madres que muchas veces se ven sobrepasadas y de esta manera encuentran una mirada comprensiva, un abrazo contenedor y sobre todo a otras que se están sintiendo igual de “locas” que ellas.
Dentro de la práctica clínica es habitual recibir mujeres que, cursando por este hito, necesitan más que nunca de la complicidad con otras mujeres. Con otras que no son necesariamente su familia, cómo se podría pensar, sino que muy por el contrario, son sujetas que transitan por el mismo estado mental que conlleva el estar puérperas, donde hay un lenguaje común, en lo simbólico y lo real. Transformándose en la mejor medicina, atando redes que sostienen y colorean un paisaje donde las hormonas y las emociones nos gobiernan y, no pocas veces, nos superan.
Con esto no intento siquiera decir que la maternidad sea una experiencia que “mejor no vivir”, no se trata de satanizar ni generar temores a quienes han decidido aún no devenir madres, pero sí de alzar la voz respecto de la necesidad de hablar acerca de lo que nos pasa, como se ha de hacer en todo ámbito, pero más aún en un momento donde ya no sólo lo que pase me afecta a mí, sino que hay al menos un otro que está tomando todos nuestros colores para luego mostrar el lienzo propio al mundo, por esto no podemos ser indiferentes al malestar de una madre puérpera, pues lo que vivencie será absorbido por aquel otro sujeto en (de)formación.
Ahora bien. Si ya hemos dado el paso a considerar que este es un momento complejo con todas sus bondades igualmente (porque cuando se ha planificado/deseado la llegada de un hijo la belleza del tenerle con uno no tiene comparación), me parece necesario abordar el caso puntual de quienes, además, deben experimentar todo este mar de emociones desde un espacio que, no les facilita la intimidad (tan) imperiosa de aquel periodo.
Para una mujer-madre tener que cohabitar puede ser todo un desafío, y hasta una tortura cuando el manejo de ciertas situaciones salen de su radio de control. Vivir en puerperio en casa ajena es sin duda un reto. En un momento en que parecemos más inseguras, temerosas y vulnerables que nunca, pero a la vez nos sentimos poderosas y como leonas protectoras de nuestro cachorro, resulta de poca ayuda tener constantes satelitales “invadiendo” ese espacio que necesita ser privado, pues si no, todo lo ya mencionado acerca de lo complejo del puerperio, se intensifica.
Una cosa es necesitar redes de apoyo, contar con la presencia circunstancial de nuestros seres más significativos, recibir visita de personas importantes, pero otra muy distinta e incluso opuesta es querer tener que abrir constantemente y con una sonrisa la puerta a las personas con las que estamos viviendo porque (aún toda su buena intención) comenzamos a ahogarnos, y esto terminará en algún momento afectando la salud mental de la madre e inevitablemente del hijo, quien percibirá esa angustia y ansiedad.
Desde mi experiencia profesional “en la escucha en el box”, lo que se confidencia entre amigas y de lo vivido en primera persona, puedo dar cuenta con certeza de que si bien los primeros meses después de nacido nuestros hijos (más aún con el primero) son complejos, el tener que además compartirlos 24/7 es realmente extenuante. Y cuando además no existe alguien (idealmente nuestra pareja) que logre poner el límite dentro del espacio físico compartido (ésto por la circunstancia que sea) puede llegar a desestructurar de modo significativo nuestro equilibrio psíquico. El puerperio en casa ajena se vuelve el doble de complejo que vivirlo en la intimidad.
Por eso resulta trascendental para quienes están siendo parte de esos “otros” ser respetuosos. Porque a veces las ganas de “tomar al bebé” parecen incluso cegar la cordura y dejar de lado la empatía, y recuerden: ese bebé sólo necesita de su madre (y su padre) como cuerpos constantes, ustedes son complementarios al bienestar de aquellos pilares, no al revés.
Puerperio en casa ajena, atención a estos consejos:
Y por último, siendo muy práctica, quizás estos pequeños tips sean de ayuda:
- No llegue y entre a la habitación donde esté la familia (cuidadores significativos e hijo). Debe preguntar todas las veces (aunque estén en la alcoba del lado).
- No es agradable que tome fotografías todo el tiempo del bebé…para la mujer puérpera esto podría incluso parecer hostigante, la estresa.
- El bebé no necesita que usted comparta su información todo el tiempo por redes sociales. Aunque vivan en la misma casa no es su “deber” mantener a todo el mundo al tanto de las novedades del bebé, para eso están sus padres, quienes lo harán según estimen conveniente. Recuerde: el bebé no es un trofeo, esto estresa a los padres.
- No intervenga de manera reiterada con “consejos”. Cada experiencia es diferente, la labor de quienes acompañemos es estar “a disposición de”, mas nada.
- Por favor no se le ocurra decirle “mi bebé” o insistir con cambiarle el nombre de pila porque no le ha gustado el que los padres escogieron, esto es percibido desagradablemente por los padres.
- No pida a la madre que “se tape” o “se corra” para tomarle la foto al bebé. ES SU MADRE. O no piensa en lo raro que le parecerá a él mismo cuando crezca y vea esos recuerdos donde el cuerpo de la madre está “cortado”??.
- No le pida fotos a los otros que cohabiten el hogar. Es de muy mal gusto y la madre se estresa pues, nuevamente, su hijo no es un objeto y está en una etapa en la que el vínculo definirá de modo relevante el devenir psico-emocional del bebé, por lo que necesita exclusividad y espacio protegido con la madre.
Por último, desde el sentido común, entendiendo que como en cualquier relación humana, la intimidad es tremendamente necesaria y saludable para este primer encuentro, que por lo demás, cimentará una serie hechos que trascenderán en la vida de aquel ser que decimos querer tanto: el bebé, seamos cooperadores, respetemos y con empatía estemos a disposición, no en oposición. Así que si te toca vivir el puerperio en casa ajena a poner atención a estas recomendaciones y hacer respetar tus momentos de intimidad de mujer-mamá