Luego del nacimiento del bebé el útero descansa durante unos quince minutos y luego de esto se seguirán produciendo contracciones hasta la expulsión de la placenta. Esta es la tercera etapa del parto y a diferencia de las otras, es indolora.
Aquí la placenta se desprenderá de la pared uterina y saldrá por el conducto vaginal y los grandes vasos sanguíneos que la comunicaban con el útero quedan desgarrados, pero a pesar de esto pocas veces se producen hemorragias ya que las fibras del útero están entrecruzadas, así que cuando se contrae el útero los músculos aprietan los vasos sanguíneos e impiden la hemorragia.
Por esta razón es muy necesario que el útero se contraiga hasta formar una pelota más dura después de la expulsión de la placenta. La realización de masajes periódicos durante los siguientes sesenta minutos al término de la tercera etapa ayudará a mantener el útero contraído. Esta etapa dura entre diez y veinte minutos.
Expulsión de la placenta
Normalmente la matrona o especialistas encargados del parto no intentarán sacar la placenta hasta que haya señales claras de su desprendimiento de la pared uterina y su descenso hacia la vagina. Las señales de las que estarán pendientes los asistentes del parto son las contracciones que vuelven a empezar minutos después del nacimiento del bebé y que demuestran la proximidad del desprendimiento de la placenta y con ello vendrá su necesidad de empujar nuevamente. Esto también indica que la placenta se ha separado de la pared uterina y presiona la base de la pelvis.
Cuando aparecen estas señales se deberá ayudar a expulsar la placenta tirando suavemente el cordón umbilical al mismo tiempo que presiona por encima del borde de la pelvis para controlar el descenso. La placenta es expulsada a través del conducto vaginal, seguida por la membranas y en pocas ocasiones les siguen coágulos de sangre.
La salida de la placenta
La placenta atraviesa la vulva de dos maneras distintas; o sale primero el centro de la placenta arrastrando detrás las membranas o aparece primero el borde de la placenta que acaba deslizándose de costado a través de la vulva.
Cuando finaliza la expulsión de la placenta, el equipo médico la examinará atentamente para cerciorar que está entera y que no quedan restos en el útero. Si queda placenta en el útero puede causarle hemorragias más adelante de modo que, es importante su rápida extracción. En caso de haber dudas se realiza una ecografía para comprobar que el útero está completamente vacío. Las membranas deberían formar una bolsa perfecta, con excepción del orificio por donde pasó el bebé.
Además deberán examinar el extremo seccionado con el cordón umbilical para asegurarse que los vasos sanguíneos son normales. Luego de la expulsión de la placenta examinarán con atención el área de la vulva en busca de desgarramientos que deberán suturar inmediatamente.
En 1935 se inició el empleo de ergometrina y los médicos, las matronas, especialistas o equipo médico encargado pueden tener control durante la tercera fase del parto o expulsión de la placenta. Gracias a la ergometrina se reduce la hemorragia.
La hemorragia post parto
No es frecuente, ya que el útero tiene su propio dispositivo para protegerse de la pérdida de sangre. Una vez que el útero está completamente vacío, éste se contrae hasta reducirse al tamaño de una pelota de tenis. La contracción de los músculos uterinos aprieta las arterias locales que ya no pueden sangrar. Lo normal es sangrar poco después del parto, y la poca sangre que aparece lo hace en forma de loquio, habitual descarga vaginal después del parto.
El loquio es rojo durante los primeros dos o tres días, luego se torna pardo y desaparece luego de un par de semanas. Si queda placenta dentro del útero habrá hemorragia posparto. Por eso examinan la placenta tras su expulsión, para poder extraer las partes que hayan podido quedar en el útero. Tras administrarle a la mujer anestesia general o regional, retiran suavemente los restos de placenta tirando de ella desde el interior.
Si se produce hemorragia veinticuatro horas después del parto, aparecerá el loquio de color rojo brillante. Eso ocurre si se mueve mucho, su médico probablemente le recomendará descansar mucho los días siguientes. Si la hemorragia se reanuda o empeora podría indicar una infección o la retención de un pequeño trozo de placenta, póngase en contacto con su médico inmediatamente.
En caso de que aparezcan coágulos de sangre llame a la ambulancia para que la trasladen a un centro de urgencias lo más rápido posible.