¿Qué pescados podemos comer durante el embarazo? El consumo de pescado en sí no tiene prácticamente ninguna contraindicación cuando toca hablar de nutrientes. El problema está en el mar, o más concretamente, en la contaminación medioambiental de los grandes cuerpos de agua, que afecta a mares, ríos y océanos. La presencia de mercurio en el agua, en gran parte proveniente del acelerado proceso de industrialización así como la mala disposición de las basuras en los vertederos, afecta a los peces que viven en ella: una vez el mercurio se asienta en el agua se convierte en metil mercurio, su forma orgánica; los peces lo absorben, respiran, e incluso, ingieren cuando comen peces más pequeños, igualmente contaminados, y lo van acumulando en sus cuerpos a lo largo de su vida.
El metil mercurio se adhiere con facilidad a la carne del pez, y acabamos por servirlo a la mesa incluso después de cocinado. Si además estas embarazada o planificando un embarazo, el metil mercurio puede acabar provocando alteraciones en el desarrollo neuronal del feto y en niños pequeños, ya que se acumula en el organismo humano durante meses, atraviesa limpiamente la barrera hemato-encefálica y la placenta, y puede pasar a la leche materna durante la lactancia.
Una vez se conoce la teoría, es fácil caer en la tentación de cortar por lo sano con el pescado, teniendo en cuenta que prácticamente todos los peces y mariscos contienen algo de metil mercurio. Sin embargo, no todos almacenan las mismas cantidades: los peces más grandes, así como los depredadores, suelen presentar cantidades más elevadas y son, por tanto, menos recomendables para las mujeres embarazadas, bebés lactantes y niños pequeños.
El motivo: los peces grandes han estado más tiempo expuestos al mercurio que otros más pequeños, mientras que los depredadores tienden a sumar el mercurio que absorben por sí mismos, además del que ingieren al comerse otros peces más chiquitos.
Ya en 2011, el Ministerio de Sanidad endurecía sus recomendaciones en torno a la ingesta de pescado durante el embarazo y la infancia, así como a las mamás lactantes o a las futuras mamás planificando un embarazo. A pesar de todo, el pescado debe consumirse a menudo y además con variedad, aunque en estos casos puntuales es mejor evitar consumir las especies más contaminadas, especialmente los cuatro ‘grandes’ del mar: el pez espada, el tiburón, el atún rojo y el lucio. Las recomendaciones del Ministerio de Sanidad:
Según el Comité Científico de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, una mujer embarazada de unos 60 kg que ingiere una ración
¿Los que sí podemos comer?
Teniendo en cuenta que es recomendable tomar al menos dos raciones de pescado a la semana, hay que intentar elegir variedades con bajo mercurio, y restringir las demás, especialmente en las etapas mencionadas anteriormente. Según el observatorio Faros del hospital Sant Joan de Déu, la mayoría de mamás embarazdas que comen pescado tienen bebés sanos que no presentan ningún problema de aprendizaje o desarrollo más adelante. Sin embargo, es importante intentar exponer a los bebés y niños al mercurio lo menos posible, sin dejar de consumir pescados. El propio observatorio elabora una lista con algunos de los pescados más populares, agrupados según su acumulación de metal mercurio:
- Contenido muy bajo:anchoas, almejas, langostas de río, merluza, arenque, sardinas, camarones, pescadilla.
- Contenido bajo:palometa, bacalao, cangrejo, mejillones, caballa del Atlántico, perca, lenguado, calamares, atún claro en lata.
- Contenido alto:lubina, anguila, langosta, rape, trucha de mar, raya, pargo, atún blanco o tipo albacora, también en lata.
- Contenido demasiado alto:mero, caballa, aguja, tiburón, pez espada, atún fresco.