Violencia, un elemento que va en contra de la buena crianza

Maltrato infantil-Violencia

«La violencia es el arma de los que no tienen la razón» y ese refrán popular «es aplicable para la crianza, donde en el pasado los papás tendían a castigar a los niños con puñetazos y gritos, incluso en momentos que no había razones aparentes para que se generaran rabietas.

Si quiere ser un progenitor ejemplar, debe erradicar este tipo de comportamiento, porque ganarse el respeto en base al miedo acaba por «crear jóvenes inseguros, poco capaces de decidir cosas importantes por estar en constante reprobación», tal y como señalan piscológos latinoamericanos.

«Los niños que viven en hogares donde es víctima de abuso pueden sentirse temerosos y ansiosos. Es posible que siempre estén en guardia, preguntándose cuándo ocurrirá el próximo episodio de violencia», explicó OASH, sitio web de Estados Unidos que es auspiciado por la Oficina de Salud de la Mujer.

Miedo, la gran consecuencia de la violencia

Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), la principal consecuencia de la violencia contra los niños es el miedo, pues se convierte en un elemento de coerción muy usado por adultos para disminuir la voluntad de los más pequeños.

Si un muchacho comete una travesura, muy común en los primeros años de vida, no se debe recurrir al castigo físico porque a criterio de Unicef todo eso convertirá a los individuos en tímidos, al punto de tener dificultades para relacionarse.

«En un primer momento experimentan miedo o terror frente al golpe. Los niños, niñas y adolescentes al recibir castigos físicos sienten el temor llevado al grado máximo, es decir, terror. Esto ocurre minutos o segundos antes de recibir el golpe, cuando anticipan lo que va a acontecer. Después del puñetazo no solo sienten un dolor físico, sino emocional, además de un sentimiento de impotencia», indicó Unicef que cree que cuando en el hogar la fuerza es la parte fundamental, los miembros del hogar tienden a ser disfuncionales.

«Para sobreponerse de esta experiencia, niños, niñas y adolescentes desarrollan mecanismos de adaptación como la obediencia extrema o comportamientos violentos. En cualquiera de los dos casos se ubican en algún lugar del círculo de la violencia: víctima o agresor. Estas experiencias trascienden el mundo familiar y se amplían a la escuela y la comunidad».

¿Cómo evitar el uso de la fuerza contra infantes?

Médicos psiquiatras y algunos psicólogos que prestan sus servicios para la Organización de Naciones Unidas (ONU) dieron una serie de recomendaciones para erradicar el uso de la violencia al momento de criar a los pequeños de la casa.

Los tips, basados en la constante comunicación y en la comprensión de las actitudes infantiles, han sido probados en casas de América del Norte y Europa, donde han dado buenos resultados.

  • Manejar las emociones. Los niños tienden a ver a sus progenitores como ejemplos a seguir y cuando manejan sus emociones de manera inapropiada (tienden a hacer berrinches y a gritar sin sentido). Esto genera temor en los chipilines.
  • Comunicación continua. Establecer conversaciones con infantes de manera periódica hace que se incremente la confianza entre papás y muchachos, algo indispensable para evitar que surjan actos de rebeldía y se acaten las reglas sin complicaciones, pues predominará el respeto mutuo.
  • Mostrar afecto. Cuando se pueden dar muestras de cariño de manera constante, los lazos entre los familiares tienden a consolidarse. Esto es indispensable para impedir polémicas innecesarias entre las partes y consolidar relaciones armoniosas.

Si los progenitores fomentan el cariño y la paz dentro de sus familias, se erradicará la violencia y se podrían tener garantías de que los menores de edad crecerán tanto física como emocionalmente sin problemas, algo indispensable para que sean exitosos en la vida.

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