Este mal, conocido también como secuestro digital, es una amenaza latente para tus hijos en esta era tecnológica. Se trata de personas que hacen mal uso de las fotografías subidas a Internet, sin respetar las reglas de privacidad de otros.
Por lo general, extranjeros roban fotografías de niños que les llamen la atención, publicándolas en sus propios muros, pretendiendo que se trata de sus hijos. Pueden ser hombres o mujeres, adultos o incluso adolescentes que juegan a ser otras personas.
Si bien no se trata de un secuestro como el que todos conocemos –con rehenes o un rescate en dinero de por medio– es un atentado contra la privacidad y seguridad intrafamiliar.
¿De dónde sacan las fotos?
Puede ser de una red social de los padres, ya sea Instagram, Facebook o Twitter, donde las fotografías sean visibles para todo público. Por esta razón, es primordial asegurarse de que todo el contenido subido a Internet sea bajo altos niveles de privacidad.
¿Por qué harían algo así?
Para algunos es sólo un juego: quieren ser padres, aunque sea sólo virtualmente. Para hacer creíble su historia, inventan nombres, anécdotas y falsifican datos familiares.
El peligro radica en que no todo queda ahí. Algunos siguen a las familias que han observado y les roban fotografías actualizadas. Este juego enfermizo es una versión de un juego de rol bastante trastocada.
Otro tipo de perfil para este tipo de personas es el pervertido, quien usa fotografías de niños ajenos en contextos ilegales o de tipo sexual o pornográfico.
¿Qué se puede hacer?
Después de leer esto, quizás te alarmes. Pero puedes evitar cualquier secuestro digital al simplemente dejar de publicar fotos de tus hijos en las redes sociales e impedir que otros amigos o conocidos los etiqueten en sus publicaciones.
