Truquitos para tranquilizar a tu pequeño

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La energía desbordante de los niños puede ser tremendamente agotadora después de un largo día. En esta nota te contaremos algunas sugerencias que los psicólogos señalan para calmar a un niño antes de volver locos a sus papás.

  1. El juego de la radio

Si el volumen de tu niño es muy elevado, cuéntale que en tu imaginación él es como una pequeña radio y que puedes bajarle el volumen. Dile que tiene un botón que, al presionar, logrará que hable más bajito. Puedes unirte al juego y hacerlo tú también, de ese modo, serán cómplices en este juego, como si fuera una radio secreta que nadie más que ustedes 2 pueden oír.

  1. El juego del congelado

Dile que puede moverse todo lo que quiera y cuando tú lo indiques, deberá quedarse congelado, como una estatua, sin mover ni un pelo. Ofrécele un premio, pero si se mueve un poco, perderá y tendrá que volver a empezar el juego.

  1. El juego de la tortuga

Este ejercicio sirve para cuando estén fuera de casa y el pequeño corra como loco. Detállale que a la cuenta de 3, deberá actuar como una tortuga, moviéndose cada vez más lento, localizando cada cosa que ve y salvando los obstáculos que vea en el camino. Al finalizar, agradécele el haber explorado tan bien el sendero por el que iban, porque de otro modo habrían perdido tantos detalles.

  1. Técnicas de respiración

Cuando lo veas muy inquieto, enséñale a respirar lentamente con el estómago, como lo hacen los cantantes, actores o bailarines para controlar su voz y movimientos. Pon tu mano en su guatita y pídele que la infle como un globo para después expulsar el aire de ese globo, poco a poco para desinflarlo.

  1. Conexión corporal

Ayúdale a observar las reacciones de su cuerpo ante ciertos actos. Por ejemplo, dale de beber un vaso de agua y posteriormente haz que sacuda su cuerpo para sentir cómo ésta se moviliza, sin efectuar ningún movimiento. O encárgale una misión para canalizar su exceso de energía, como correr para buscar algo.

  1. Soplar una pajita

Pásale una pajita o bombilla y pídele que la introduzca en un vaso de agua y sople para crear burbujas o que haga con ella pompas de jabón. Verás cómo se regula su respiración y ritmo cardíaco al instante.

  1. Ocupa a los chiquititos y pon límites a los grandes

Los niños pequeñitos necesitan moverse mucho para explorar lo que les rodea, así aprenden y crecen. Una manera de dominar lo desconocido es moverse por todos los rincones hasta apropiarse del lugar. Si al hacerlo molesta o mete mucho ruido, mantenlo ocupado y anticipa la situación para que se entretenga y enfoque su atención en un objeto, ya sea un juguete, un libro o una golosina.

En el caso de los niños mayores de 4 años, han logrado desarrollar un “súper yo”, un ser capaz de integrar consignas y llevarlas a la práctica. Exprésale con claridad lo que esperas de él y ayúdalo a calmarse haciendo algo especial o llevándolo a otro lugar, pero sin que se sienta castigado.

  1. No hay soluciones mágicas

Una misma fórmula no sirve para todos los niños. Algunos se calman con sólo distraerlos, otros escuchan las palabras, otros necesitan enfocarse en algo más. Para que seas una mamá o papá exitoso y encuentres la solución adecuada para tu hijo, debes hacerte la pregunta correcta: por qué se comporta como se comporta.

La inquietud de un niño no se debe a la casualidad, más bien, puede ser una manera de dirigir una angustia. Lo que tú tienes que hacer es averiguar qué causa se esconde tras su conducta, como un cambio de circunstancias en la familia (un nacimiento, una separación o una muerte). Por lo tanto, para poder dejar salir sus emociones, el niño utiliza los recursos a su disposición: hacerse pipí en la cama, malas notas o excitación.

  1. Atentos al contexto

Si notas que tu hijo está más inquieto que antes, pregúntate: ¿Algo ha cambiado en casa? ¿Viene otro bebé en camino? ¿Hay algún cercano enfermo? ¿Cómo eras tú cuando tenías esa edad? ¿Han peleado como pareja enfrente de él últimamente? ¿Lo acompañan otros síntomas, como insomnio o duerme más que antes? ¿Se está alimentando bien?

El pediatra Thomas Berry Brazelton ha hablado de un concepto llamado “punto fuerte”. Cada vez que hay una alteración, el pequeño se desajusta, debido a estar en pleno de desarrollo. Si este problema perdura, puedes acudir a un psiquiatra infantil o psicólogo para aclarar tus dudas.

  1. Ayuda a cansarlo

Si quieres cansar a tu hijo, proponle diferentes actividades, en especial si el día está frío o lluvioso. Pueden bailar con una música alegre, jugar a quién grita más fuerte, saltar en la cama, hacer una guerra de almohadas o cojines, jugar en la tina a salpicar el agua, etc.

Sólo cuida que el desorden que quede no sea tan grande que te produzca más cansancio todavía en vez de relajarte.

  1. Relájalo con cariño

Si tu niño hace un escándalo en el bus, se pone a gritar o a molestar a otras personas, dile en voz alta dentro de qué límites debe comportarse. Pero si está muy nervioso, no serán tan efectivas las palabras.

Una mejor opción es tomarlo en brazos y apretarlo contra ti para que se calme. De a poco lo lograrás y puede que se quede dormido. Si tú mantienes la calma, le transmitirás una actitud tranquila y en paz.

  1. Dale tiempo para explorar

Toma en cuenta que los niños no pueden estar quietos por mucho rato, no esperes que actúe como un adulto cuando esté sentado frente a la mesa, o que sea un niño inmóvil; eso es mucho pedir.

Además, un pequeño no sabe vivir en comunidad tan rápido, necesita instrucción. Si lo ves muy inquieto puede deberse a diferentes motivos, como necesitar un poco más de tiempo para calmarse. Si cuando se sientan a comer no se tranquiliza, tal vez no le guste lo que hay en el plato o no quiera estar sentado. Para los niños, unos minutos pueden parecer horas.

  1. Respeto por los lugares

Si van al cine o a un evento en que se requiera silencio y el niño no para de hablar fuerte y meter ruido, enséñale que debe respetar las normas y a las demás personas. Puedes explicarle que si sigue comportándose así, tendrán que irse y no podrán terminar la película. Sé consecuente y sal en el momento que comience a hacer show otra vez.

  1. Papás presentes

Como el pequeño busca tener la atención de sus padres, necesita saber que estás consciente de sus problemas, de sus preocupaciones y que te interesas por él. Puede que tu hijito esté definiendo cuál es su lugar en la familia, dentro de su grupo íntimo.

Es muy importante que los papás estés presentes para él, le dediquen tiempo, jueguen con él especialmente y le ayuden de ese modo a ganar seguridad en sí mismo. Para crear esta autoconfianza, puedes jugar con él y luego dejar que siga sólo; se sentirá capaz y más tranquilo.

  1. Dale advertencias

Antes de efectuar algo o de pedirle que realice cierta actividad, exprésale oralmente que en unos 10 o 15 minutos llegará el momento de comer, bañarse, acostarse, etc.

Cuando se le previene, es más fácil que reaccione adecuadamente y que su disposición a obedecer sea la óptima.


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