Los niños tienen más probabilidades de experimentar estados de ánimo tristes y sin esperanza si tienen una tendencia biológica hacia la sensibilidad psicológica y emocional. Me gusta llamar a estos niños, «niños con grandes sentimientos». Por eso hoy hablaremos de la tristeza persistente en los niños.
¿Qué es la tristeza persistente en los niños?
Estos niños experimentan fuertes reacciones a la vida, sienten las cosas profundamente y piensan de forma intensa en la vida. A veces son inteligentes, creativos y sensibles a lo social y emocional. Si tienes un niño como este, sabrás exactamente lo que quiero decir, y estos «niños con grandes sentimientos» son más propensos a experimentar momentos de tristeza.
¿Cómo se ve la tristeza persistente en los niños?
Los niños se sienten con frecuencia tristes, y estarán menos interesados en socializar, encontrarán la vida con más esfuerzo, estarán menos interesados en hacer actividad física o realizar actividades agradables, tendrán más probabilidades de llorar. Pueden estar irritables por todo, quejarse mucho, decirte que tienen dolor o cansancio.
Puede parecer que tienen baja autoestima y se dicen cosas como «No soy bueno». Algunos niños incluso pueden hablar sobre la muerte «Prefiero estar muerto», «no tiene sentido la vida» y «Desearía nunca haber nacido».
Las reacciones comunes de los padres que pasan por tristeza persistente en los niños es de sentirse desamparados y preocupados. También es probable que se hayan sentido frustrados y enojados con su hijo triste o con otros, he hablado con padres que se sienten enojados con los compañeros, maestros y otros padres de sus hijos; pueden saber en el fondo que no es culpa de estas personas que su hijo esté triste, pero están buscando a alguien a quien culpar.
Lo ideal en estos casos en buscar ayuda profesional y asimismo, asistir a terapia, de esta manera se podrá saber de forma específica que siente el niño, por qué se siente así, cómo pueden influir los padres y cómo detectar otros problemas de conducta a tiempo.