La gente, en su mayoría, cuando se topa con un niño que se aísla lo considera “raro”. Sin embargo, cada vez son más las familias que deben convivir con un trastorno que debe ser tratado por varios especialistas y que en términos globales se mantiene sin alteración por lo que conlleva un gran desgaste anímico y familiar. Síndrome de Asperger
Experto: Red Salud UC
Los niños con Síndrome de Asperger –autismo de alto funcionamiento-, presentan retraimiento y retardo en el desarrollo más bien por la falta de efectividad en las relaciones con los otros, lo que los lleva a sentir mucha frustración.
Manifiestan un fuerte deseo de relacionarse con otras personas, pero con mayor dificultad. Incluso a veces de manera obsesiva repiten comportamientos, se especializan en algunas tareas y se fijan en temas específicos como los dinosaurios, la computación, entre otros. Y en algunos casos no muestran ninguna reacción ante una situación emotiva ni entienden los códigos sociales, por lo que se aíslan al no conseguir aceptación de sus pares.
Su inteligencia está por sobre la media y pueden sobresalir en campos como la informática o la ciencia. Pero tienen trastornos de lenguaje y dificultad para insertarse, problemas en contacto visual, posturas, gestos, expresiones faciales y son torpes en movimientos.
“Este síndrome está clasificado dentro de los trastornos globales del desarrollo. En su mayoría no hay lesiones neurológicas, pero si puede tener un origen genético. Hay que explicar que no en todos los casos significa heredable, hoy se están haciendo muchos estudios, pero aún no se ha definido una causa única ni precisada”, dijo el Dr. Tomás Mesa, neurólogo de Red Salud UC.
El especialista precisa que son niños que principalmente fallan en el área social y de lenguaje, les va bien en el colegio, tienen buenas notas, pero se aíslan, no se comportan de acuerdo a lo que exige la sociedad. Su capacidad motora va mejorando con el tiempo y en la vida adulta, si bien no son atletas pueden funcionar. “Hay muchos Asperger que son casados, tienen su vida, pero no comparten, son familias muy solitarias. Sin embargo, con un buen manejo multidisciplinario pueden ser insertados y vivir perfectamente en sociedad”, puntualizó.
¿Cómo detectar y tratar esta condición?
El tratamiento de estos niños debe ser, fundamentalmente, a través del apoyo de su red social, pero además con medicamentos para la concentración, y peritaje neurológico, psiquiatra, sicólogo, terapeuta ocupacional, fonoaudiólogo, psicopedagogo y dándole las guías para funcionar en sus relaciones con los otros.
La psicopedagoga de Red Salud UC, Monserrat Sepúlveda, se ha especializado en el manejo de estos niños, que en muchas ocasiones se tornan obsesionados con un solo objeto o tema, ignorando todos los otros. “Quieren saber todo sobre ese tema de interés, se especializan en ello y con frecuencia hablan poco de otra cosa. El problema es cuando no reconocen que la otra persona ha perdido interés sobre lo que conversan. Esto limita la interacción con los demás”, explica.
La profesional asegura que los problemas con el habla, el lenguaje no verbal y corporal del Síndrome de Asperger, en un escenario social, a menudo los lleva al aislamiento. “Se caracterizan por hablar en un mismo tono monótono y no reaccionar a los comentarios o emociones de los otros. Asimismo no entienden un sarcasmo o humor e incluso pueden tomar una metáfora literalmente. Pueden ser estigmatizados como niños extraños e incluso burlase de ellos como “nerds”, sin saber el origen de su trastorno”, manifiesta.
Los primeros años son fundamentales para hacer un diagnóstico. “Muchos niños Asperger son muy activos e incluso son diagnosticados como Trastorno de hiperactividad con déficit atencional (THDA), lo que posteriormente puede desarrollar ansiedad o depresión en la adolescencia o adultez.
No hay un examen estandarizado empleado para diagnosticar el síndrome de Asperger. La mayoría de los médicos busca un grupo básico de comportamientos que les ayude a diagnosticar el síndrome, abarcando varios factores como el contacto ocular anormal, el retraimiento, no voltearse al ser llamado por el nombre, la incapacidad para usar gestos para apuntar o mostrar, la falta de juego interactivo o de filtro al hablar y muchas veces en un lenguaje “pomposo”.
“Los síntomas pueden ser notorios en los primeros meses de vida. Los problemas deben ser obvios hacia la edad de 3 años. Se hacen exámenes físicos, emocionales y cognitivos para descartar otras causas y buscar signos de este síndrome con mayor cuidado”, explica Monserrat Sepúlveda. Para ella el tratamiento debe ser multidisciplinario. “Lo esencial es detectar el síndrome de forma temprana, ayudar a insertarlos lo antes posible a la sociedad para que logren una vida lo más normal posible”, puntualizó.