Dormir un rato durante el día le permite al niño recuperar fuerzas, asimilar la comida efectivamente, lo mantiene de buen humor y por supuesto lo ayuda a conciliar el sueño en la noche, por eso especialistas aseguran que dormir una pequeña siesta en el día, es un descanso necesario.
Es normal que a los dos años los niños continuen durmiendo por lo menos una hora después de comer y máximo once horas durante la noche, pero al llegar a los cuatro años, la mayoría de los chicos abandonan la siesta, y no es necesario obligarlos a dormir un rato por la tarde.
Hora de la siesta
- Esta es una pausa para recuperar energías, tanto para el pequeño como para su madre.
- Tu hijo necesita descansar luego de agotar sus fuerzas durante el día y dormir una siesta es un descanso necesario.
- A los tres o cuatro años algunos niños ponen fin a dormir su siesta, mientras que otros hasta los cinco, necesitan descansar aunque sea 30 minutos.
No está hiperactivo en la última hora
- Los pequeños que están listos para eliminar la siesta diaria tienen una energía moderada durante todo el día.
- La hiperactividad es agotadora.
- Los padres ven la alta energía a la última hora del día, que indicaría que no tiene mucho sueño.
- Antes de acostarse los niños son más hiperactivos, y puede que alarguen el tiempo antes de irse a dormir.
¿Despierto durante la hora de siesta?
- Algunos niños no quieren muchas veces dormir la siesta, pero luego se quedan dormidos.
- Otros en cambio no duermen y están despiertos la hora que deberían estar en su siesta.
- Tu pequeño en ese momento podría llorar, hablar contigo o jugar con la mascota.
- Este puede ser la señal de que está listo para estar el día completo activo.
- Un pequeño que ya no duerme su siesta está despierto en los paseos en auto y ve televisión. No dirá nada a la hora de dormir, su conducta indicará que solo buscará comodidad ya que estará agotado.
- Cuando tu hijo comienza a tener menos pataletas, es un indicador de que tu pequeño está listo para dejar de dormir la siesta. A medida que tu hijo crece irá teniendo con menos frecuencia sensaciones de colapso.
Un niño descansa lo suficiente, coopera y actúa cuando llega la hora de irse a dormir, en vez de tirarse al suelo entre llanto cuando le pides algo.