¿Qué hacer con un adolescente ‘rebelde sin causa’?

adolescente rebelde

Contestan de mala manera, no le hacen caso a sus padres, buscan aventuras y terminan en problemas, y confían más en sus amigos que en sus progenitores. Una psicóloga y asistente social entrega cinco claves para sobrevivir al vendaval de un adolescente problemático.

Ya no son niños, pero tampoco quieren ser unos aburridos adultos. Los adolescentes pasan por una gran variedad de cambios, lo que muchas veces los hace ser más conflictivos e indecisos.

“La adolescencia es una etapa de adaptación que transcurre entre la niñez y la vida adulta, caracterizada por la vivencia de cambios físicos, sexuales, emocionales y sociales que ocurren de manera intensa y repentina. Durante este período los sujetos deben obtener y desarrollar aquellas herramientas, competencias y habilidades que les permitan lograr una identidad propia, junto con transformarse en adultos responsables frente a la sociedad”, indica Susana Arancibia, docente del Magíster de Familia, Infancia y Adolescencia de la Universidad del Pacífico.

Aunque algunos jóvenes pasan por la etapa de la adolescencia de manera tranquila, siempre hay otros que, dado su comportamiento, son denominados ‘rebeldes sin causa’. ¿Es normal un comportamiento agresivo y desafiante a esa edad?

“Los adolescentes enfrentan la mayor crisis normativa de su existencia, generando en ellos ambivalencia, miedo, frustración, rabia y alegría en periodos muy cortos de tiempo. La rebeldía es un rasgo típico de la edad y se entiende como una disconformidad y/u oposición a lo establecido por los padres, profesores o cualquier autoridad. Esto incluye conductas, estructuras, ideas y valores que se manifiesta de distintas formas, ya sea verbalmente (murmurando, gritando, reclamando, etc.), o bien mediante acciones violentas tales como peleas o agresiones físicas hacia otra personas”, indica Arancibia.

Susana Arancibia explica que hay 4 tipos de adolescentes problemáticos:

  • Los Atrevidos, que son los que intentan ser independientes y muy rebeldes.
  • Los Aventureros, que son los que se meten constantemente en problemas porque siempre prueban cosas nuevas que van en contra de la norma.
  • Los Liberales, estos siempre creen tener la razón y son quienes toman todas las decisiones.
  • Los críticos, son los que se resisten a todos, incluso ante el sentido común o la razón de los adultos.

 Rebelde con causa

Tener un adolescente rebelde en casa es un gran tema familiar. Todos deben aguantar los problemas que eso conlleva, como constantes peleas y malos comportamientos. “Un grupo minoritario de adolescentes sufre problemas importantes de rebeldía, habitualmente asociados a trastornos de comportamiento, baja autoestima, mala relación filio-parental, abandono escolar y conductas adictivas (no sólo drogas)”, ejemplifica la profesora del Magíster de Familia, Infancia y Adolescencia de la U. del Pacífico.

Para los padres que están viviendo con un ‘adolescente rebelde’ en casa, la docente del Magíster de Familia, Infancia y Adolescencia de la Universidad del Pacífico, entrega cinco claves para enfrentar de mejor manera esta problemática familiar:

  • Mantener los canales de comunicación abiertos: Los progenitores deben evidenciar el amor que le tienen a sus hijos, pero al mismo tiempo, sin perder de vista el rol de padres que les corresponde.
  • Negociar y clarificar las normas de funcionamiento: En esta etapa hay una necesidad de restablecer las reglas. Su acatamiento será mayor si el adolescente participa en la construcción de este nuevo escenario.
  • Siempre permitir que el adolescente pueda expresar su punto de vista, aun cuando sea contrario al esperado: La única forma de poder ayudarlo es escuchándolo. Cada vez que esto ocurre, el joven se escucha a sí mismo, lo que le da una oportunidad riquísima de poder replantear sus ideas hasta que logre ajustarlas acorde a la persona que busca llegar a ser.
  • No discutir por cosas irrelevantes: Los padres deben entender que sus hijos son personas separadas e independientes de su existencia y que, por lo tanto, es muy normal que sus actuaciones difieran de las suyas. Esto no debe ser considerado como un atentado a la autoridad de los padres, sino más bien como una señal que indica su crecimiento y desarrollo.

No claudicar a proporcionar la protección que ellos necesitan, aun cuando la rechacen permanentemente: El rol de padres obliga a cuidar a los adolescentes, a pesar de que ellos no lo desean, abriendo caminos y ayudándolos a despegar de casa con paso seguro, teniendo claro que su partida es inminente pero, al mismo tiempo, entregando la convicción de que frente a las vicisitudes de la vida siempre estarán allí para apoyarlos.

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