El frío comienza a ser el protagonista en las salas de pediatría o el otorrinolaringólogo, y una de las molestias auditivas más frecuentes es la temida otitis. Por lo general la mayoría de los niños experimentan pérdidas auditivas temporales debido a presencia de cerumen o por la otitis aseguró la fonoaudióloga de GAES Junior Gloria Sanguinetti. La especialista aclara que el cerumen es un mecanismo de defensa y no es dañino para la audición, la pérdida auditiva se produce cuando existe una excesiva cantidad que obstruye completamente el conducto impidiendo el paso del sonido. “No es recomendable extraer en casa ni utilizar cotonitos” asegura.
Ahora las otitis son cuadros agudos y muy dolorosos. “Por lo general, los padres pueden notarlo porque el niño llora, manifiesta cuadros similares a la gripe, puede rechazar la mamadera por dolor al tragar y en algunos casos podría presentar fiebre. Se debe acudir a la brevedad al médico Otorrinolaringólogo para el tratamiento de esta infección”. También están las pérdidas auditivas neurosensoriales y congénitas.
La fonoaudióloga afirma que la audición es un factor clave del aprendizaje en los niños, ya que cualquier deficiencia o dificultad en la escucha puede derivar en serios problemas, no sólo de comprensión, sino también de dicción.
La experta indica que cuanto antes se descubra una alteración auditiva en los más pequeños, mejores serán las oportunidades para socializar, comunicarse, aprender, aceptar su pérdida de audición y aprender a vivir con ella.
“Muchos niños no se dan cuenta de su deficiencia auditiva, problema que puede captar un sencillo examen que para ellos es un breve juego auditivo. Este invierno invitamos a los padres a resolver sus dudas y que traigan a sus niños para un chequeo sin costo que sirve para evaluar la capacidad de escuchar y entender el lenguaje”, GAES Junior está presente desde Iquique a Puerto Montt y pueden solicitar una hora a través de la línea 600 600 4237.
Signos de alerta en los niños:
- Dolores en los oídos.
- Que no entienda cuando otra persona le habla.
- Si el niño no responde de manera adecuada, a un ruido o a una voz.
- Si pronuncia mal, podría deberse a una deficiencia auditiva.
- No se sobresalta ni despierta con sonidos altos.
- No imita sonidos libremente.
- Parece que sueña despierto o se aparta de la vida social.
- Frecuentes infecciones de oídos.
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