Al principio, escuchar malas palabras de la boca de tu dulce e inocente niño puede ser una gran sorpresa. A medida que tu hijo crece, conoce nuevos amigos, asiste a la escuela, clubes y actividades, y su vocabulario puede expandirse aún más.
Puedes sentir una sensación de pánico al tratar de eliminar estas frases desagradables de su hogar. Pero, en lugar de apresurarte, dar conferencias, castigar y gritar, reduzcamos la velocidad. Tómate un segundo para mirar más allá de las malas palabras o frases, para ver qué se esconde bajo el nuevo vocabulario de tu hijo.
Malas palabras ¿Solo es divertido?
A veces, los niños escuchan una palabra y solo quieren probarla. Es posible que sepan que la palabra es incorrecta, o incluso prohibida, en su hogar. No tienen la intención de agregarla a su uso diario, solo quieren escuchar cómo suena saliendo de su propia boca. Pueden repetirlo una y otra vez.
Si los escuchas en una conversación casual, observa tu reacción. Evalúa la situación: ¿tu hijo se resbaló accidentalmente? ¿Se dieron cuenta de su error y rápidamente trataron de arreglarlo? Si es así, es posible que tu hijo solo necesite un vistazo rápido o un breve comentario tuyo.
Cómo responder
- Déjalo ir. Ignóralo o dale muy poca respuesta.
- “¿Escuchaste una palabra nueva? ¿Sabes lo que significa?»
- «Wow, esa es una palabra nueva. ¿Quieres decirlo de nuevo?
- «Wow, esa es una palabra nueva. Sé que es divertido probar nuevas palabras a veces, pero no decimos eso en nuestra casa porque los sentimientos de alguien podrían lastimarse. «
Búsqueda de atención
Digamos que escuchas unas malas palabras o no deseadas y ¡Vaya! reaccionas de forma exagerada un poco (o mucho). Tu reacción condujo a una gran lucha de poder entre tú y tu hijo. Intentaste que dejaran de decir la palabra y continuaron diciéndola, más fuerte y con aún más energía.
Por supuesto, no pretendías que esto se convirtiera en una batalla. Desafortunadamente, ahora cuando tu hijo anhela atención, sabe que esta palabra o frase lo detendrá en seco. Incluso si la atención es negativa, en este momento, tu hijo quiere conexión más que nada. El objetivo en este escenario es brindarles la atención que necesitan antes de solicitarla. Y, en el momento, responder con conexión en lugar de abordar la palabra misma.
La enseñanza puede venir más tarde, pero la relación debe ser lo primero.