Al comprar un dron, los padres deben tomar en cuenta que jugar con un artefacto tecnológico de esas características podría causar accidentes y que incluso sus dueños pueden ser sancionados por su mal uso. Ayer, la Federación Internacional de Esquí prohibió su utilización en eventos de su circuito luego de que un dron cayera a centímetros de un deportista que iba bajando la pendiente nevada.
También en Chile, un joven arriesga una multa de $120,5 millones por estrellar su dron descontrolado contra las paredes del Palacio de la Moneda en junio pasado. Y es que en nuestro país existe una ley sobre la utilización de este tipo de aparatos, que es desconocida por la mayoría de las personas.
¿A qué edad es bueno regalar un dron? “Un objeto de esas características no debe ser regalado a un niño menor de siete años, porque no tendrá la habilidad motora para manejar esa tecnología. Otro punto relevante es que el uso de los drones implica una dimensión ética y valórica importante, ya que estos aparatos pueden volar en espacios privados invadiendo y trasgrediendo las leyes, conocimientos que un niño no tiene incorporados”, asegura Carmen Gutiérrez, Directora de la Escuela de Psicología de la Universidad del Pacífico.
“El enjuiciamiento valórico, el respeto por la propiedad e intimidad del otro, la capacidad de discriminar de manera autónoma cuándo usar o no el dron, aparece en las personas mayores de 15 años. Por lo tanto, si de igual manera los padres deciden regalarles a sus hijos pequeños este aparato, deben supervisar el uso que le da el niño en cada momento. Es decir, el pequeño no puede estar solo manejando un dron, sino que debe estar siempre en compañía de un adulto que pueda discernir y ser responsable por lo que pase”, complementa la psicóloga.
El rol de los padres
La normativa sobre el uso de drones en Chile establece bastantes limitantes, como que las personas o entidades que deseen operar este objeto en el ámbito público deberán obtener autorización de la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC), que en caso de querer registrar la aeronave se solicitará una instrucción del operador, que está prohibido que el dron se acerque a menos de dos kilómetros de aeropuertos o aeródromos, y que el aparato debe volar en un radio de 500 metros de su operador, entre otras.
Frente a ello, la docente de la Escuela de Psicología de la U. del Pacífico afirma que es el adulto quien debe guiar al niño sobre cuándo y dónde puede usar el aparato. Aunque la explicación de las leyes y reglas actuales que rigen sobre el dron pueden ayudar al pequeño a entender, hay que tener claro que un niño no tiene el criterio formado para analizar las diferentes circunstancias.
“Los padres o cualquier otra figura de autoridad deben ir diciéndole al niño cuándo ocupar el dron y por qué. Es una buena instancia pedagógica formativa de los hijos. Es importante hablar con los chicos al principio del uso del dron, lo que dará un marco general a la utilización del artefacto. Un buen ejemplo es que se establezcan concienzudamente cuáles son las reglas de uso, para que el acuerdo surja del consenso y no desde la imposición”, indica Gutiérrez.
Finalmente, comprar un dron para el pequeño del hogar es un compromiso que adquiere toda la familia, ya que su uso debe ser monitoreado permanentemente. “Regalar un dron implica que los padres reflexionen sobre la madurez de sus hijos, es decir, si éstos serán capaces o no de darle un buen uso a ese juguete o si deberán ellos estar pendientes de sus hijos. Si los padres identifican que los pequeños son impulsivos, con escasa tolerancia a la frustración y con problemas de déficit atencional, obviamente esos niños estarán expuestos a un riesgo mayor usando este juguete. Los padres deben saber a lo que se exponen al regalar un dron, un ‘juguete’ que está regulado por la ley, y luego tomar medidas y supervisar”, concluye Carmen Gutiérrez, Directora de la Escuela de Psicología de la Universidad del Pacífico.