Todo padre espera que su hijo pueda desenvolverse solo en las comidas, en su higiene personal y en otros ámbitos como su espacio al interior del hogar.
Las comidas
Un momento importante en el desarrollo del pequeño es el instante en que comienza a tragar sus primeras comidas sólidas. De hecho, puede dar paso a una nueva forma de expresar su identidad, lo que no necesariamente es todo felicidad, sino más bien puede implicar manifestaciones de violencia y enojo.
Si el niño rechaza la comida, tendrás que ejercer muchísima paciencia e ingenio. Deberás encontrar una estrategia para ayudarlo a comer sin forzarlo. Tienes que ver este periodo como una oportunidad de conocer la personalidad de tu hijito, y averiguar cómo éste reacciona y cómo actuar frente a sus capacidades de acá en adelante.
Desde un principio, el niño puede ingerir líquido mediante cucharaditas. En el primer mes, puede tomar jugos de frutas en biberón y luego, después de los 4 meses, en taza. También puede tomar papilla con una cuchara, para que no sea un cambio tan brusco y el pequeño lo acepte positivamente.
Después de los 6 meses, el niño es capaz de permanecer sentado y con la cabeza firme. Se recomienda que lo estimules a tomar algunas comidas sentado en una silla, para que naturalmente le nazca el deseo de coger los alimentos con sus manos.
De más está decir que en este periodo el bebé se ensuciará mucho y es aconsejable que lo dejes, ya que así aprender a manipular las comidas.
Éste será el primer paso para ser autónomo en el proceso de alimentarse. Como papás deben identificar estos adelantos y utilizarlos a favor de la evolución de sus hijos.
La higiene
La limpieza y la higiene personal son fundamentales; el niño debe aprender a ocuparse de su aseo corporal, lavarse las manos antes de comer y hasta ordenar su habitación y juguetes.
En la primera y segunda infancia, se generan verdaderas guerras entre los papás y sus hijos debido a este aspecto. Luego, en el curso del segundo y tercer año, el bebé comienza a aprender a controlar los esfínteres. De a poco el niño es capaz de someter voluntariamente estos mecanismos automáticos.
No será tan simple para él, por lo que los padres deben tener cuidado de no causarles sentimientos de culpa y vergüenza por mojar su ropa o su cama.
Como cada niño es diferente, algunos serán muy limpios desde pequeñitos, mientras que otros se resistirán al agua y jabón. A veces pudiera pasar que la ansiedad de sus progenitores influya en el desarrollo de estas competencias y hábitos.
De ningún modo los papás deben descuidar los aspectos importantes de la higiene en sus niños, como el cambio de pañales en horarios determinados y la limpieza de zonas íntimas, ya que esto les provee confianza en sus cuidadores.
El espacio
Los pequeños necesitan un lugar a su medida dentro de la casa, seguro y sin riesgos. Descarta los muebles peligrosos, inestables, muy altos o con esquinas puntiagudas.
Así, se moverán por su habitación y otros rincones sin problemas y sin la necesidad de tener los ojos puestos en ellos las 24 horas del día.
Consejos
- Vigila que el suelo del dormitorio no sea muy resbaladizo o que las alfombras puedan hacerlo tropezar.
- Asegúrate de que los juguetes no sean tan pequeños que puedan tragarse, o que se dividan en piezas chiquititas.
- Escoge prendas de vestir cómodas, holgadas y frescas.
Pequeñas batallas
Si tu hijo se niega cada día a limpiarse o a comer solo, quizás se esconda algún motivo más serio que sea más que un simple capricho.
Desde muy pequeño, el ser humano crea gustos propios, por lo que es natural que prefiera ciertos alimentos y rechace otros. Así mismo, es absolutamente normal que los niños pequeños no quieran incluir elementos novedosos en su dieta.
Pero si tu hijo rechaza los cubiertos o los platos o tazas, puede que su negativa se deba a la ignorancia respecto a su uso y que su actitud violenta esté relacionada con el sentimiento de fracaso que esto le supone. Tendrás que apoyarlo para que sepa cómo emplearlos.