Los miedos se adquieren, nadie nace con temores, por lo que los padres y a su vez el entorno, juegan un papel fundamental en el desarrollo de los miedos; por fortuna, muchos hábitos pueden moldear las acciones futuras en los niños y la respuesta a los agentes externos es una de ellos.
Los pequeños se sienten seguros y protegidos por quienes más confían, el miedo es en gran medida la única forma que tienen los seres humanos para sobrevivir, de lo contrario correríamos un peligro inminente en las actividades cotidianas; muchas veces los adultos pasan a sus hijos sus temores más grandes y no lo hacen con mala intención, todo lo contrario, el instinto de protección de un padre es muy poderoso.
- Acompaña a tu hijo a explorar la naturaleza y dile que no debe temer a lo desconocido.
- Lleva a tu pequeño al zoológico o a alguna granja de contacto, esta es una manera de irlo integrando en un mundo vivo al que él pertenece.
Sobre el miedo
El miedo es una respuesta primitiva presente en el hombre, que lo ayudó a sobrevivir al principio de los tiempos; por ello, es normal que el corazón se acelere, la respiración se agite y los músculos comiencen a tensarse ante algún riesgo, así el cuerpo está preparado para correr en caso de tener que huir.
Ahora bien, el miedo se transforma en una dificultad cuando no hay necesidad de sentir temor, ni de escapar ante un peligro; por ejemplo, que los niños le tengan miedo a la oscuridad, a dormir solos, a los insectos, a algún personaje de la televisión, entre otras, no está bien.
Sobre los miedos infantiles
- Los padres cuando estén presentes sus niños, deben evitar las reacciones bruscas que puedan ocasionar incomodidad, pues los hijos los imitarán.
- Para no alarmarlos y contagiarles sus temores, los padres deben estar presentes porque los pequeños se sentirán inseguros, de no estarlo.
- De darse la situación, los papás podrán enseñarles a sus hijos que hay forma de enfrentar los miedos y es posible superarlos.
Los padres deben educar a sus hijos, de manera que ellos estén alertas a ciertas situaciones, pero que no vivan temerosos, advertirle a los pequeños que no está bien hablar con extraños, pero jamás secundar que sientan pánico ante esta circunstancia. Así que, es mejor excluir la palabra «miedo» cuando conversen con sus hijos, y utilizar otras como «ten cuidado».