Si tu pequeño tiene una personalidad que se impone ante los demás, probablemente te preocupe qué límites ponerle; sin embargo, tener un hijo con temperamento fuerte tiene su lado positivo.
Es importante puntualizar que “carácter fuerte” no es sinónimo de “mal humor” o problemas de conducta. Más bien, el niño con carácter es capaz de plantear su opinión sobre las cosas e impedir que lo pasen a llevar.
Según los expertos, a partir de los primeros meses es posible saber qué tipo de personalidad definirá al pequeño, demostrando ser un bebé despierto o pasivo ante los estímulos que lo rodean.
Por lo general, aquellos que expresan lo que sienten pueden tener encontrones con los demás, modificando a veces su comportamiento para lograr lo que quieren, pero con una instrucción apropiada, no tendría por qué convertirse en un niño difícil.
Potencia las habilidades de tu hijo, sin anularlo
Comúnmente, los niños con carácter fuerte poseen capacidades especiales que lograrán desarrollar en el futuro, tanto social como profesionalmente.
Entre estos se cuentan:
- Sabe cómo manifestar su parecer y no es movido por lo que los demás piensan o deciden. Estas características le permitirán formar su propio criterio.
- Es más difícil para él dejarse llevar. Esto significa que no estará siempre copiando comportamientos de otros niños ni cediendo a la presión de grupo, sobre todo en la adolescencia (cuando los desafíos para adoptar malas costumbres se acrecientan y es más difícil decir que no).
- Da rienda suelta a la creatividad. Un niño con personalidad es capaz de plasmar lo que quiere en diversas obras de arte o “intervenciones” desde pequeño. Como papás, deben estar atentos para contribuir a que desarrolle sus talentos sin crear enfrentamientos con los demás.
- Tiene capacidad de liderazgo. Se ha asociado el carácter fuerte de niño con los logros de ciertas personas, como empresarios o líderes famosos. En vista de esto, algunos aparentes defectos pueden incidir en un futuro exitoso donde los proyectos se realizan y los sueños se cumplen.
Cuándo poner límites a tus hijos
Una cosa es tener personalidad y carácter, y otra es ser testarudo y desobediente. Para que estos últimos defectos no anulen su buen desarrollo, fíjate en los siguientes aspectos para garantizar que tu pequeño sea educado.
- Enséñale que no se justifica ser testarudoni maleducado. Más bien, debe aprender el valor de las buenas maneras y modales correctos. A medida que tu niño crece, muéstrale ejemplos positivos que puede imitar, siempre demostrándole que cada persona es única y que no se trata de crear categorías. El punto es que sepa cómo pedir o plantear las cosas, y que diferencie entre hacerlo bien o mal. Así entenderá los límites para comportarse con otras personas o plantear sus inquietudes con respeto.
- Acostúmbralo a argumentar. Además de eso, enséñale un método para hacerlo, es decir, dale las herramientas para lograr lo que quiera, pero sin imponerse, sino más bien conseguir que los demás comprendan su punto de vista. Hazle ver que por ahora él dialoga con sus seres queridos, pero que en el futuro tendrá que plantear sus teorías a personas que no lo conocen o entienden. El éxito en su comunicación dependerá mucho de lo que se le haya enseñando en casa.
- Ayúdalo a reflexionar. Cuando consiga algo debido a un empecinamiento u obstinación, aparta tiempo después para preguntarle cómo podría haber llegado a ese resultado de otra forma. Así crearás un espacio para que reflexione sobre su modo de obtener las cosas y evitarás que caiga siempre en comportamientos impulsivos, lo que es frecuente en niños con temperamento fuerte.
- Anímalo a no aislarse. Las personas con una personalidad marcada pueden quedarse solos debido a los conflictos que tengan con sus amiguitos, teniendo posteriormente verdaderos problemas para relacionarse con sus pares. Debes estar al tanto de lo que ocurre con tu hijo, preguntándole cómo se lleva con sus compañeros de escuela, con quienes comparte en actividades deportivas o extracurriculares, con los niñitos de su calle, etc.