Cuando tus familiares y amigos saben que vas a ser madre te dan un sinfín de consejos y tips de cómo educar y disciplinar a los niños, sin embargo llevarlo a la práctica es una tarea difícil para los padres que a veces caen en alguno que otro error al intentar establecer normas, reglas y hábitos en el hogar.
Errores comunes que cometemos los padres al disciplinar a los niños
– Amenazar con el arma del miedo
- El miedo no es una buena herramienta para hacer que un niño aprenda lo que debe y no debe hacer.
- Amenazar al niño con situaciones que le causan miedo consigue hacer crecer su miedo, pero no le enseñará la manera adecuada de comportarse.
- Frases como «Va a venir el Coco a llevarte si te portas mal» son perjudiciales.
– Gritar
- Es verdad que muchas veces nuestros hijos nos sacan de nuestros cabales, sin embargo, los gritos no funcionan.
- Si se recurre constantemente al grito cuando un niño hace algo mal, llegará el día en el que estará acostumbrado a los gritos y no reaccionará a ellos.
– Abundancia de negatividad
- Utilizar la palabra «no» de manera frecuente es sumamente negativo para el niño, frases como: “no grites”, “no corras”, “no saltes” provocará que tras repetidas veces, el niño ya no escuche, y, cuando se le diga esta palabra, no reaccione.
- Se deben argumentar las cosas más allá de decirle que “no” a todo, ya que es importante que recuerden por qué no debe hacer eso.
– Permisividad con las nuevas tecnologías
- El exceso de permisividad con las nuevas tecnologías en el hogar puede entenderse como una falta de disciplina.
- Actualmente, es normal ver a niños que mientras comen con sus familias están viendo TV mientras que los papás están en el celular viendo las redes sociales o mandando mensajes.
- Permitir que esto se convierta en un hábito sin que se tomen medidas puede contribuir a que desaparezca la comunicación entre el hijo y el resto de la familia.
-Vivir a través de nuestros hijos
- Los padres nos sentimos muy orgullosos de nuestros hijos, cuando logran algo, es como si lo hubiésemos conseguido nosotros mismos.
- Sin embargo, si nos envolvemos demasiado en sus vidas, nos resultará más complicado ver dónde acaban ellos y dónde empezamos nosotros, porque puede llegar un momento en el que su felicidad empiece a confundirse con la nuestra y eso es muy peligroso.
Cada familia tiene una forma distinta de educar; según sus creencias, etnias, culturas, religión y localidad, pero lo que nunca va a cambiar es el idioma del amor con el que debemos criar a los niños y el apoyo que necesariamente hay que brindarles durante el desarrollo de sus etapas.