Cuando se es pequeño, el tiempo parece más lento. Con la ayuda de sus padres, ellos pueden saber que las cosas malas pueden superarse, que el dolor no dura para siempre y que una muerte es un episodio muy triste, pero que se puede aceptar y sobrellevar.
Los niños no están ajenos a la muerte, la pueden observar en la televisión o en la pérdida de una mascota querida. Dentro de su pequeña mente –y su gran imaginación– se pueden armar un concepto de la muerte bien particular. Por ejemplo, pueden asociar la muerte a alguien que no se mueve. Por eso muchas veces juegan a “estar muerto” tirándose al piso y quedándose inmóviles. Como papás, podemos explicar un poco mejor lo que implica la muerte, de modo que puedan comprenderlo.
Mensajes confusos
En ocasiones los papás prefieren usar eufemismos a hablar de la muerte directamente, con frases como: “la persona se fue”, “es un ángel en el cielo” o “se durmió profundamente”. El problema es que esas ideas pueden hacer que el niño se confunda, o que le agarren pánico a dormir por miedo a no poder despertar. Además, decirle a un niño que alguien se fue puede darle la idea de que volverá en algún momento. Asimismo, decirle que esa persona lo está mirando desde el cielo, puede hacerle pensar que está siendo observado todo el tiempo.
Otro mensaje que se transmite a veces es “Ahora la persona está descansando en paz y feliz”. Pero también puede desconcertar al pequeño, ya que no comprenderá por qué están todos tan tristes si esa persona está feliz.
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Cómo explicar la muerte
Ante todo, dependiendo de cómo sea el niño, y su forma de reaccionar, será la manera más adecuada de hablarle del tema.
Es importante decir siempre la verdad, con las palabras correctas y sin metáforas que confundan al niño. Decir solo la información necesaria y de manera sencilla ayudará aun más a la comprensión del tema. Es mejor decir “Como esa persona murió, no puede sentir dolor ni sufrir porque su cerebro no funciona más”.
Cuando es un familiar cercano quien fallece, es particularmente importante que el niño viva el luto con todos los demás. Debe saber que está bien llorar y se le debe explicar en qué consistirá el funeral, para que no se sorprenda con lo que pasará. Una manera de involucrarlo sin traumarlo es dejar que lleve flores o una carta de despedida. Pero, si no crees que sea conveniente que asista al funeral, no lo presiones.
Otra conversación que hay que asumir tiene que ver con quién cuidará de tu hijo si es que los papás murieran. Algunos niños preguntan esto, y sería bueno tener pensada una respuesta para dar ante esa inquietud.