Los padres sienten la necesidad espontánea de proteger a sus pequeños, si su familia es numerosa o no, la obligación que sentimos por resguardar la seguridad y bienestar de los más pequeños de la casa es extensa e inagotable. Sin embargo, estudios han demostrado que habrá mayor protección, consentimientos y mimos al hijo menor.
Estos casos son muy normales, es probable que los padres tengan más inclinación o empatía con uno de sus hijos, y la mayoría de las veces sucede con el menor de todos los hijos, y no sólo eso, aunque pasen los años y el bebé se convierte en joven o adulto, los padres siempre lo verán como el niño de la casa.
¿A qué se debe esto?
El estudio realizado por la Universidad de Swinburne denominó el hecho de sobreproteger al hijo menor como el «efecto ilusión del bebé», es decir, la investigación arrojó que los padres ven a sus hijos menores más pequeños de lo que son realmente.
Asimismo, en el estudio dirigido por el doctor Jordy Kaufman, también se demostró que muchos padres sienten que al nacer su segundo hijo, el primero parece crecer aún más rápido y logra mayor independencia.
Esto da como resultado que algunos padres dediquen más tiempo, atención y cuidados a su pequeño durante toda la vida, como si este no creciera.
Favoritismo entre los hijos
Tomando en cuenta los resultados de los estudios realizados, es necesario disminuir o erradicar el favoritismo hacia un hijo por encima de los otros, la crianza, el amor, los valores y las reglas deben medirse, establecerse y darse de la misma manera a todos, de lo contrario esta acción puede impactar en la vida emocional de todos tus hijos.
Un estudio realizado en la Universidad de Cornell (Estados Unidos), determinó que «los hijos de aquellos padres que tuvieron favoritismo por uno de los hijos, presentan problemas emocionales durante la niñez, adolescencia, y también en su etapa adulta.
Esto quiere decir que en los hogares donde no se equilibró la forma de crianza y se afianzó el favoritismo hacia uno de los hijos, los niños que no fueron los hijos favoritos en su infancia y se sintieron rechazados por sus padres, pueden llegar a convertirse en adultos dubitativos con problemas emocionales.