El uso excesivo de tecnología es contraproducente para los niños

El siglo XXI se caracteriza por el uso herramientas tecnológicas que a los adultos les facilitan la ejecución de tareas, mientras que a los niños les permite divertirse con contenidos multimedia que en algunos casos pueden favorecer a su desarrollo psicológico, pero que al ser empleados de forma excesiva pueden llegar a ser contraproducentes.

Según Maiposalud, los padres deben limitar la utilización de teléfonos inteligentes y tabletas por parte de los niños menores de 5 años de edad, porque de esa manera evitarían que reciban bombardeo constante de luz azul que tienen a sobreestimularlos.

Algunos médicos especialistas en neurología infantil recomiendan evitar, a toda costa, que tengan acceso a los dispositivos móviles, que cuando son empleados de la forma correcta pueden servir como plataformas para facilitar el aprendizaje digital de los niños, porque estos últimos están en pleno proceso de adaptación al medio ambiente y requieren interactuar con su entorno para lograr una excelente motricidad.

De acuerdo con su criterio, a los infantes menores de 5 años se les debe permitir que los usen por 60 minutos, mientras que a aquellos que están en el rango de 6 a 12 años hay que dejarlos hasta un máximo de dos horas con los mencionados aparatos.

¿Qué consecuencias trae el uso excesivo de tecnología en los niños?

La Academia Americana de Pediatría dio a conocer recientemente cuáles son las consecuencias que produce el uso excesivo de la tecnología en los niños, las cuales van estrictamente ligadas a la interacción y la personalidad. Algunas de las cosas que generan este tipo de comportamiento son:

  • Déficit de atención. Se recomienda que los niños menores de 2 años no tengan contacto con la pantalla porque puede ser su único foco de atención.
  • Dificultad de aprendizaje. Los pequeños tienen a distraerse con facilidad y poseer un artilugio tecnológico a su alcance puede distraerlos al momento de elaborar tareas, sobre todo, cuando tienen edades comprendidas entre 6 y 12 años.
  • Adicción. Los «reyes de la casa» no saben distinguir cuándo algo los afecta demasiado y se dejan «seducir» por la alegría que les dan los distintos objetos. Psicológos infantiles, del Instituto Canadiense de Pediatría, afirman que cuando un «chipilín» usa una teléfono celular o una tableta para jugar su cerebro libere «dopamina», la hormona de la felicidad, algo que genera que requiera del artefacto para ser feliz. Por ese motivo, lloran cuando no tienen los dispositivos en su poder.
  • Sedentarismo. Nutricionistas consideran que pasar varias horas frente a una PC (computadora personal), tableta o smarphone hace que los pequeños dejen de realizar rutinas físicas y eso podría convertirlos en seres propensos a la obesidad infantil.
  • Insomnio. La exposición prolongada a gráficos computarizados, repletos de colores y variaciones de luz, genera que la glándula pineal segregue menos melatonina y eso causa que los chicos no tengan sueño, algo indispensable para su correcto crecimiento.
  • Dificultad para relacionarse. Cuando un menor de edad se involucra mucho en entornos virtuales, pierde chance de relacionarse con otras personas y eso podría traer como consecuencia que sufra de timidez, porque evitaría contactos con sus semejantes.

¿Cómo hacer que los infantes no se conviertan en adictos a los artilugios?

La organización estadounidense Healthy Children recomienda que los papás establezcan planes especiales para que sus hijos puedan amoldarse a un entorno más «sano para sus mentes», ya que la reducción del uso de la tecnología los favorecerá para explorar otras áreas, aunque no se debe eliminar por completo la utilización de los dispositivos pues es necesario que ellos aprendan a manejarlos de cara al futuro.

Entre los consejos que el ente les da a los papás y representantes se encuentran los siguientes:

  1. Crear un plan de consumo mediático. Como jefes del hogar, los progenitores deben idear un programa que les permita establecer límites de consumo de contenido digital para sus hijos, pues de esa forma evitarán que caigan en adicciones innecesarias. También pueden fijar un horario para que ambos practiquen actividades físicas y leer libros, algo que fomentaría la unión familiar.
  2. Animar a los chicos a recrearse. Motivar a los muchachos a jugar al aire libre es ideal porque regularmente los jóvenes cuentan con grandes dosis de energía y es mejor que ellos puedan utilizarla en actividades físicas como correr y saltar, las cuales les permitirán tener una mejor capacidad aeróbica y evitar enfermedades respiratorias.
  3. Ver programas con los chipilines. Los padres e hijos pueden disfrutar de una película juntos a través de las tabletas o teléfonos celulares, pues hablar sobre el contenido del filme ayudaría fortalecer su relación. Esto permitiría que los chicos sientan un vínculo especial con los adultos y puedan aclarar dudas que surjan cuando el personaje de la obra pase por algún problema. Esto último los ayudaría a entender cómo se maneja la vida. De esa manera se fomentaría su personalidad.
  4. Ser un buen ejemplo. Las mamás y papás deben poner el ejemplo para que sus descendientes los sigan, es decir, no abusar del uso de apartos tecnológicos porque eso puede ser contraproducente para la crianza. Esto se debe a que los más pequeños tienden a imitar el comportamiento de los adultos y si aprecian que uno de sus padres tiende a estar «pegado» a un dispositivo es algo normal.
  5. Tolerancia. Los niños siempre serán únicos, cargados de inocencia, y por esa característica tienden a realizar travesuras. Si a la hora de que los padres establezcan reglas, los menores las violan con regularidad no se debe recurrir a la violencia, sino al diálogo porque impediría que se formen traumas que puedan afectarlos en su adultez.

En conclusión, y como han concluido investigadores de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los aparatos multimedia son útiles para llevar a cabo distintos oficios en la actualidad, pero no deben ser empleados por los adultos como un mecanismo para evadir responsabilidades al momento de calmar a sus hijos en distintas situaciones, pues pueden fomentar que los pequeñines tengan un innecesario apego a estos artilugios que después pueden causar problemas tanto físicos como mentales de individuos que apenas empiezan a crecer para convertirse en la generación de relevo en el futuro.

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