Niños educados ¿Cómo conseguirlo y por qué es importante?

niño y madre

De seguro quieres que tus hijos sepan decir “por favor” y “gracias”, o que saluden apropiadamente a la gente. Nunca creas que los buenos modales son cosa del pasado; la clave de una buena convivencia en sociedad radica en ellos.

 

La importancia de la cortesía

Tanto dentro como fuera de la casa se requieren buenos modales, de hecho, si no los tienen al interior del hogar es muy difícil que mágicamente se comporten «educadamente» fuera de la casa.

Cada lugar exige el cumplimiento de normas de convivencia básicas, como ceder el asiento a embarazadas y ancianos en el metro, dejar los aparatos electrónicos en silencio en reuniones importantes, no botar papeles a la calle o pedir las cosas por favor, sea quien sea nuestro interlocutor.

Leyes, normas y reglas son la base de la convivencia. Es más, según los expertos en psicología, la sociedad no puede existir sin un código de conducta. Saber relacionarse con los demás implica comportarse correctamente con ellos.

¿Por qué educar a los niños?

No se trata sólo de memorizar un libro de buenos comportamientos a la hora de sentarse a la mesa, no todo está en un manual; más bien, el niño bien educado sabrá diferenciar lo que está bien o mal al relacionarse con otros, y estará preparado para la vida en sociedad, teniendo su confianza y autoestima reforzadas.

Los pequeños deben comprender que el mantener una buena convivencia con sus pares o adultos va de la mano con cuánta importancia les conceden. Al inculcarles normas de cortesía, se les proporcionan las claves para un sano desarrollo social.

Es a través de los buenos modales que pueden encontrar su lugar y entablar vínculos con sus compañeros más fácilmente. De lo anterior se desprende que un niño bien educado se transformará en adulto con relaciones interpersonales satisfactorias.

Recuerda, la buena educación nunca pasará de moda.

Claves para enseñar modales a los hijos

Un niño maleducado, que no es capaz de comportarse dentro de las normas de la vida en sociedad, se quedará de algún modo marginado, ya que no tendrá las herramientas para avanzar en la vida. No entenderá el lenguaje de los demás y no podrá dar a entender el suyo, sufriendo un posible rechazo social.

Lo positivo es que aún estás a tiempo para enseñar buenos modales a tus hijos.

Cuanto antes, mejor. Pero si no lo has hecho hasta ahora, no creas que es un caso perdido, ya que el niño tiene la capacidad de aprender estos códigos y practicarlos.

Enseñar buenos modales en la práctica

La repetición es la madre de la retención, así que tendrás que recalcar una y otra vez el comportamiento que esperas de los niños. Cuanto antes comiences, más simple será.

Aprovecha que los niños son como esponjitas y absorben cada nuevo conocimiento, disfrutando los buenos resultados que obtienen.

¿Y si el niño no quiere cambiar?

Mantente firme y muéstrale claramente lo que está prohibido: ya sean gestos, expresiones o conductas. Ten por seguro que se molestará más de una vez, pero esas frustraciones son parte de su crecimiento.

Finalmente, la educación tiene que ser coherente, por lo que tanto tú como el papá deben ponerse de acuerdo en lo que van a enseñar a los niños.

¿Educado en demasía?

Los padres necesitan poner cuidado en no imponer infinitas normas a los niños, llegando a desestabilizarlo. Irse al extremo y ser demasiado estricto puede coartar su evolución normal, sin cumplir con el propósito de la educación.

Así, un niño podría ser sumiso, pero no necesariamente entender las normas de convivencia ni ser capaz de fabricar su autoestima y confianza. Esto terminaría frustrando su voluntad de relacionarse con los demás. La buena educación no debe inhibir al niño, sino que entregarle pautas de convivencia que hagan más cómodo y fluido su trato con los demás.

 

 

 


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