En la separación de pareja a veces los adultos nos centramos en resolver los problemas prácticos como la vivienda, las pensiones y el cómo se enfrentará esta nueva realidad, pero dejamos de lado el bien superior, nuestros hijos y sus sentimientos.
Es normal que en estas condiciones, niños muy pequeños se rehúsen a dichos encuentros debido a que ven en este padre a un desconocido, más que a alguien que le genere un vínculo de apego. Para ello, la psicóloga Paola Augant, nos aporta algunos detalles de interés.
Hoy, cuando las parejas separadas ya no son una excepción en medio de una sociedad conservadora, es de máxima importancia volver a mirar al interior de estas instituciones que se han conformado de maneras distintas pero no por ello con menos amor.
Separación de parejas
Hay muchas parejas que deciden tomar caminos distintos cuando sus hijos son muy pequeños y en algunos casos, dichas separaciones son incluso antes del nacimiento de éstos. Por ello, es de vital importancia que el progenitor que se va, se esfuerce en generar un fuerte vínculo que la lejanía del día a día no le facilita.
Aquí a veces pueden surgir problemas, ya que muchos padres por distintas circunstancias, postergan el generar estos lazos creyendo equivocadamente que sus hijos siempre estarán para ellos, y recién en situaciones como llevárselos por el fin de semana se dan cuenta que no se conocen.
¿Qué hacer frente a este problema?
Una madre puede presenciar incomodidad en el niño, incluso cambios conductuales severos, pero al no querer parecer que se niega a que su padre establezca una relación con su hijo, accede a que el papá tenga encuentros con el pequeño.
Esta es una cotidiana situación, pero podría inesperadamente convertirse en una guerra de posturas y malos entendidos si no existe una buena comunicación entre los padres.
Para empezar hay que esclarecer que:
- Es el niño quien tiene el derecho de contar con sus dos padres en un entorno sano y de respeto.
- Por este motivo, si por alguna circunstancia el progenitor que no convive con él aparece y quiere retomar la relación debe por el bien de su hijo, respetar sus tiempos y sentimientos.
- Esto quizás signifique postergar los deseos del padre por llevárselo por periodos prolongados, de un día para otro.
- Puede ser gradual, con visitas más acortadas, quizás en el ambiente que el niño se sienta seguro, como su casa, o tal vez en presencia de su figura de apego, como su madre.
- Todo esto con el fin de que el pequeño se adapte a la nueva realidad y con el tiempo poder tener el mismo lazo que tiene con sus más cercanos.
Esto sin duda requiere de la buena voluntad de las partes, pero más aún, es necesario tomar conciencia de que es el pequeño quien tiene ese derecho.