Los gritos y las explosiones pueden conseguir disciplina, pero también pueden provocar heridas importantes en la autoestima del niño.
Las palabras que los papás utilizan para referirse al hijo, son muy importantes. Particularmente, porque si usan términos que ofendan al niño, lo estarán dañando profundamente. Los gritos y las explosiones pueden conseguir disciplina, pero también pueden provocar heridas importantes en la autoestima del niño.
La importancia de las palabras
Muchas veces los papás no se dan cuenta de lo que dicen. Y el detonante de las malas palabras, constituye la conducta no adecuada del niño.
Cuando así ocurre, los papás descargan toda la rabia sobre su hijo, mediante palabras que sólo provacaran daño al pequeñito.
Palabras violentas en la enseñanza del pequeño
A veces los papás le querrán enseñar alguna actividad al niño. Para eso, éste tendrá que seguir determinadas pautas.
Estos pasos, obviamente, son fijados por sus papás, quienes esperan que su pequeño hijo, cumpla.
El niño, por lo general, tendrá toda la intención de seguir las instrucciones dadas por sus papás. No obstante, puede ocurrir que el niño, simplemente, no obedezca.
Cuando se da esta situación, el niño recibirá un reto o castigo de sus padres. Este “llamado de atención”, indudablemente, no será leve; sino que implicará términos de grueso calibre.
Los efectos de este maltrato
De este modo, el niño sentirá que sus papás, las personas que se supone más lo quieren en este mundo, lo están agrediendo. Al hacerlo, la autoestima del niño se verá seriamente dañada y sus efectos se harán sentir durante toda su vida.
De acuerdo a los especialistas, el maltrato verbal del que son víctimas muchos niños, por parte de sus papás, les puede arrebatar su capacidad de confiar en ellos mismos.
Explican que los dejan con nula capacidad de reacción y carentes, también, de habilidades sociales.
Existen frases que marcarán para siempre al niño, por ejemplo: “eres un estúpido” “nunca debiste haber nacido”, en fin. Pareciera que ningún papá podría ser capaz de pronunciarlas, pero ocurre y todos los días tiene lugar en alguna parte del país y del mundo.
Insultos como éstos, sólo representan un menosprecio hacia el pequeño. Sin embargo, no se queda ahí simplemente, sino que la imagen propia del niño, adquiere un signo negativo.
No resulta extraño, entonces, que el niño obtenga malas notas en el colegio, o que vuelva a mojar la cama; incluso que llegue a chuparse el dedo.
Si esto ya es preocupante, sin duda, lo es aún más que el pequeño no tenga capacidad de reacción frente a otros abusos.
Cambiar esta práctica
Los especialistas sostienen que es de gran importancia la concientización de los papás sobre lo que sus palabras pueden ocasionarle a su hijo. Para ello, deben ir corrigiendo su accionar; pero es necesario que ellos mismos sean conscientes.
En este punto, pueden emplear técnicas como contar hasta 10, si es que el niño tiene un mal comportamiento.
Deben ser firmes para hacerse oír, pero con buenas palabras, dulces cuando correspondan.
Le han de brindar mucho amor al niño. Haciéndolo sentir querido y valorado, todo el tiempo.
Es muy positivo que le destaquen sus virtudes y le planteen sus defectos, como parte del desarrollo de una persona. Si creen que la situación los supera, entonces, pueden consultar con un psicólogo.