Educar desde el SÍ: El desafío de dejar de utilizar el NO

Frutas del bosque para los niños

Cuando nacen los hijos se desea que su mundo se encuentre colmado de perfección, se sueña con colocarlos en un sitio en el que no puedan salir lastimados y se procura que estén seguros física y emocionalmente. Es por esto que educar desde el sí ha tomado más sentido en los últimos años.

De acuerdo a un estudio realizado en la Universidad de Columbia Británica que explica por qué nuestro cerebro se obsesiona con aquello que tenemos prohibido, sostiene la psicóloga, Grace Truong, que «cuando algo cotidiano se nos prohíbe, la mente y el cerebro inmediatamente le prestan más atención».

Explica el estudio, en uno de los hallazgos clave, que la atención que le ponemos a aquello que tenemos inhibido en todos los casos no es la misma. Sin embargo, cuando se utiliza la palabra NO, sucede tanto en los niños como en los adultos, que la curiosidad invade y hace que se actúe en contra de la norma, algunas veces es mucho más fuerte en el primer caso, debido a que los niños desconocen las causas de la prohibición.

Consejos para educar desde el Sí:

 Para disminuir la curiosidad en los hijos, mantenernos en calma y librarse de pronunciar la palabra que origina tal curiosidad, existen algunos consejos que se pueden tomar en cuenta al intentar educar en positivo:

  1. Explicar las consecuencias. Cuando el niño rompe un juguete por un ataque de enojo, por ejemplo, se suelen decir frases como: «No seas malcriado, ¿por qué rompiste tu juguete?«, en su lugar se puede escoger la siguiente alternativa: «Si cuidas tus juguetes lo tendrás por mucho tiempo y podrás disfrutarlos».  Con esto se logra explicar al infante que no debe hacer daño a sus cosas, ya que se puede quedar sin ellas y con ese comportamiento no va a obtener atención, ni otro juguete.
  2. Tener propuestas. Cuando por ejemplo el tiempo no permite realizar salidas al parque, o algún sitio que el niño use para distracción, se pueden presentar frases como: «¡No iremos al parque y punto!».
    Tener alternativas a los deseos que los niños planteen vale oro, y más aún cuando se trata de pasar tiempo con papá y mamá. En su lugar se puede optar por algo como: «¡qué tal si hacemos algo divertido en casa!«. Así ellos observarán que para los padres es igual de importante compartir ese tiempo.
  3. Guiarlo en su comportamiento. Se observa que está realizando una acción que no sólo lo perjudica a él, sino que hace daño a otros, como golpear a su hermano, y lo primero que decimos es «No le pegues a tu hermano», la misma suena a desafío y le hace más atractivo al niño el uso de los golpes, porque puede que considere que su hermano puede tener algún grado de privilegio con sus padres. Si por el contrario se le explica que Si le pega a su hermano se pondrá triste no querrá jugar él, tomará en cuenta tu consejo, ya que no querrá quedarse sin un acompañante de juegos.
  4. Controlar sus caprichos. Siempre que se tiene alguna salida al supermercado, tienda o centro comercial es su pretensión que le compres algo de comer o un juguete, y es tanta su insistencia que puedes sentenciar «No compraré dulces«, lo que genera llanto, ansiedad, desesperación y pataletas en el niño. En su lugar si se cambia el diálogo y se usa la alternativa ¡Hagamos un rico postre al llegar a casa!, se logra desviar la atención del niño que tiene puesta en lo negativo y con esto destrabar la incómoda situación.

Sustituir la palabra de negación con la que creció la generación del siglo XX por una que afirme una acción agradable y sea una oferta en la que padres e hijos ganan, suele ser al principio confuso y todo un desafío para los padres, pero con el tiempo y la práctica resultará una buena elección para cuidar el bienestar emocional de los niños. Educar desde el sí tiene otros beneficios como un mejor manejo de las crisis emocionales, mayor seguridad, autoestima, y sobre todo, hijos que crecen felices y sin miedo.

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