Educar a nuestros hijos no es tarea fácil, cada día el mundo evoluciona y con ello la manera de criar cambia o se adapta a los nuevos tiempos. Lo que sí es cierto, es que tendremos una gran recompensa al educar correctamente a los niños. Entonces, ¿es posible educar a nuestros hijos sin gritos?
Como madres queremos educarlo de la mejor manera, pero a veces no resulta como lo planeamos. El cansancio, estrés, falta de tiempo, ocupaciones o incompatibilidad en el carácter, nos hace caer en situaciones incomodas en cuanto a la crianza de los niños. Pero es necesario entender que gritar o amenazarlos no es el recurso adecuado.
En medio de la rabia, los gritos pueden parecer inofensivos, pero cuando se vuelven repetitivos llegan a causar daños psicológicos en los niños, además de influir directamente en su comportamiento.
Los gritos son manifestaciones de violencia, y no precisamente física, pero al alzar la voz, chantajearlos o amenazarlos, también estamos incurriendo en una forma de maltrato.
Causas de los gritos
Un estudio realizado en la universidad de Pittsburgh y Michigan afirma que el 45% de las madres y el 42% de los padres han gritado a sus hijos y las causas van desde estrés hasta creer que es la forma correcta de hacer que los niños obedezcan.
¿Por qué gritamos?
- Para demostrar autoridad.
- Porque es rápido y sencillo.
- No requiere mayor esfuerzo o desgaste intelectual.
- Se logra conseguir el objetivo (la mayoría de las veces).
- Le da importancia a la situación que ha ocasionado alzar la voz.
Pero, aunque estas son la supuestas ventajas y beneficios de los gritos, pasamos por alto los problemas que a realmente estos llegan a causar.
Consecuencias de gritarle a los niños:
- Disminuyen los niveles de autoestima en el niño.
- Deja de sentirse valorado e importante.
- Adopta conductas de rebeldía y se muestra desafiante.
- Se acostumbrará a gritar y mantendrá conductas violentas.
- Les causa estrés, mismo que afecta su desarrollo psico-motor.
¿Cómo educar a nuestros hijos sin gritarlos?
- Lo principal es mantener la calma, los niños nos entienden bien y no necesitamos alzar la voz.
- Podemos llamarles la atención y amonestarlos; por alguna conducta indebida, sin gritarles.
- Los niños deben identificarnos como figura de autoridad, por eso debemos ganarnos el respeto, y enseñarles que deben obedecer, sin caer en el maltrato psicológico.
- Cambiemos el contexto de nuestras palabras y hablemos de forma positiva, si nos sentimos muy estresadas, lo ideal es calmarlos y luego conversar con los niños.
- «Aquí mando yo» no es una respuesta clara y respetuosa, cuando queramos imponer respeto lo propio es darles una explicación valida.
- Antes de llamarles la atención debemos ponernos en su lugar y ver las situaciones desde su perspectiva para entender su comportamiento.