El ingenio de los niños es tan grande que, a veces, sus travesuras merecen un reto y, a la vez, una carcajada. Pero no podemos reírnos, ya que debemos enseñarles una lección y demostrarles nuestra autoridad. Entonces, ¿cómo disciplinar sin reírnos?
¿Debemos retar a los niños?
El objetivo del reto es que los niños no vuelvan a comportarse de la forma en que lo hicieron, y por lo general el reto se acompaña de una palabra o frase en un tono fuerte que los hace frenar su mala conducta.
¿Es siempre necesario?
La realidad es que no, a veces basta con explicarles qué es lo que han hecho mal y razonar con ellos. Es fundamental que ellos comprendan por qué algo está mal o es reprochable.
De todos modos, el tono debe ser serio, para que vean que lo que decimos es importante y que lo que ellos hacen tiene consecuencias.
Cómo contener la risa
Todo depende de lo que hayan hecho. Si no es algo grave, puedes reírte, pero luego explicarle las repercusiones de sus actos. De hecho, si el niño es lo bastante grande, puede que entienda que te estás riendo de lo absurdo de la situación y no porque apruebes su conducta (por ejemplo, si les dijiste que se fuera a la cama y se disfrazó con las frazadas y sábanas). Coméntale cuáles son las consecuencias de su travesura con firmeza, pero sin dejar de lado la calma.
¿Y se trata de algo grave?
En ese caso, no te puedes reír. Cualquier sonrisa podría restarle peso al mensaje que quieras transmitir. Aunque te tientes, piensa en otra cosa, sobre todo en las consecuencias nada agradables de lo que han hecho los niños. Ya verás cómo la risa se desvanece con facilidad.
Recuerda que es fundamental demostrarle a tu hijo que tu eres la autoridad en casa y además eres quien lo orienta de forma tal, que debe aceptar cuando le explicas que lo sucedido está mal. Mantén siempre tu actitud ante la situación, así tu hijo entenderá lo malo que ha hecho y que no debe repetirlo.