Hay varias complicaciones que pueden hacer la vida de un escolar bastante difícil; problemas de aprendizaje, imposibilidad para concentrarse o falta de motivación son muy frecuentes.
¿Cómo deben reaccionar los padres? Es normal que te preocupes, pero tienes que cuidarte de tomar medidas desequilibradas. No puedes esperar que sea el número 1 de su curso, sino más bien contribuir para que se desempeñe bien en sus quehaceres académicos.
Comenzando la educación primaria
Cuando un niño entra a la primaria, podría presentar problemas para seguir al profesor o escribir la materia. Entre lo que se debe descartar están los problemas oculares o auditivos, ya que son muy frecuentes. Se debe comprobar que el niño es capaz de leer cada letra del pizarrón y que puede escuchar bien al maestro.
Después de asegurarse de que todo está bien, se puede recurrir al logopeda. Los diagnósticos involucran desde un simple retraso a algo más serio como dislexia o disortografía. Estas últimas pueden tratarse con un especialista en el mismo centro de estudios.
El segundo año de primaria
Algunos niños experimentan una pérdida de los conocimientos adquiridos en el primer año; es como si hubiesen olvidado lo que han aprendido.
Nuevamente, es importante descartar cualquier problema médico, ya que, por ejemplo, una otitis seromucosa repetitiva podría obstruir los tímpanos y reducir considerablemente la calidad de la audición de tu hijito. El médico tendrá que hacer pruebas y después preguntarle las razones de su falta de concentración.
Junto a esto averigua si algo le preocupa; podría tener problemas en el colegio debido a algún suceso traumático para él, como una discusión con un amigo, la muerte de su mascota o un cambio de casa. Los trastornos anímicos de un niño normalmente se evidencian en una disminución del rendimiento escolar. Otras causas pueden estar relacionadas con el bullying o acoso en la escuela.
Si no se trata de un asunto psicológico, se le puede tomar un test de CI para medir su Coeficiente Intelectual, con el fin de verificar sus fortalezas y debilidades. Podrás saber, por ejemplo, cuán rápido procesa la información y cómo está su memoria visual, concentración y precocidad intelectual. Una vez que se haya identificado la razón de la dificultad escolar, se podrá recurrir al apoyo escolar debido.
Adaptarse a la secundaria
Cuando los hijos pasan a la educación media pueden tener inconvenientes para organizarse en sus obligaciones o estar desmotivados o desganados.
Por otra parte, los niños pasan a ser jóvenes, siendo una etapa difícil en todo sentido, llena de cambios físicos y psíquicos.
Pueden sentirse sensibles debido a la diferencia de relación con los profesores, quienes ya no son como “papás” en este periodo. Además de tener ramos y profesores son muy diferentes, se tienen que relacionar con alumnos más grandes y más responsabilidades. En realidad, la secundaria implica que el jovencito utilice a mayor grado sus funciones cognitivas, organizativas y de adaptación, lo que no siempre es fácil.
La primera causa que se debe examinar es la psicológica. Una posible depresión o estrés puede afectar el rendimiento de tu hijo, pero se manifestará también en otras actividades fuera del colegio. Si lo notas desganado en otros ámbitos, no le interesa lo que antes era importante para él o es menos social que antes, es mejor que acudas a un especialista para que siga una terapia psicológica apropiada. Así, podrá expresar sus preocupaciones y no sobrecargarse ni guardarse todo.
La segunda causa es la neurológica. Según los expertos, podrías estar en presencia de un trastorno sin notarlo. Si ése es el caso, existen terapias de rehabilitación, en áreas como logopedia, lógica matemática o lectura y ortografía.
Si después de investigar descubres que tu hijo no tiene mayores problemas, recurre al apoyo escolar. Puede serte de gran ayuda el contar con personas externas a la familia que puedan enseñarle y reforzar los contenidos que más le cuestan.