Consejos para criar a un hijo único

niño jugando solo

Los papás de un hijo único se enfrentan a un doble desafío: luchar contra los prejuicios de la sociedad sobre su núcleo familiar y crear un ambiente saludable para educar al pequeño, contribuyendo a una buena sociabilización.

Presiones y juicios

Indirectas y comentarios negativos por parte de otras mamás o de la propia familia son comunes frente a una madre con un solo hijo. Es como si te dijeran que no sabes lo que es ser mamá a menos que tengas 2 o 3 niños.

Y la presión puede trasladarse al niño, siendo catalogado como egoísta, caprichoso o asocial. La frase “Ah, es que tu niño es hijo único, por eso es así…” puede ser molesta. Por todo esto hay que aprender a manejar la situación.

Motivos personales

Mientras que algunas parejas deciden tener un solo hijo, en otras, pasa más bien por un tema circunstancial, ya sea económico, psicológico o laboral.

Por otro lado, el reloj biológico determina en gran parte la cantidad de hijos, ya que tener el primer hijo después de los 40 puede hacer que dudes en tener más. Otras causas están relacionadas con problemas de salud, algún antecedente en la historia clínica familar o inconvenientes tras el primer parto.

Supera los obstáculos

Al tener un solo hijo, es natural que enfoques toda tu atención en él. Esto es fundamental para la evolución de la autoconfianza del pequeño, ya que el amor que le entregues le aporta seguridad en sí mismo, fortaleciendo al vínculo de apego con sus papás (puede que por eso no sientan la necesidad de darle un hermanito, ya que se sienten satisfechos con todo el cariño que reciben de él).

Sin embargo, estos sentimientos podrían llevarlos a idealizarlo, teniendo una visión irreal del niño, donde cualquier error o falla pueda ser una amenaza. El niño puede adoptar una actitud sumisa o rebelde, dependiendo de cada caso, sintiendo que no puede satisfacer las altas expectativas de sus padres. Por este motivo, es mejor no centrarte excesivamente en tu hijo, para no sobrecargarlo o presionarlo en demasía, sino más bien seguir con tus proyectos personales o profesionales que hayas postergado por un tiempo.

Que tu hijo no sea un tirano

El que sea un regalón no quiere decir que él te controle a ti. Recuerda que el niño necesita límites y comprender el significado de la palabra “no”. Son las normas las que permiten que el niño aprenda a tolerar la frustración. Así que no te acostumbres a dárselo todo.

Lo mismo tienes que tomar en cuenta cuando lo disciplines. Si se lo perdonas todo, no podrás esperar que se porte bien cuando estén en público.

Eres tú quien puede tapar la boca a los comentarios negativos sobre los hijos únicos desobedientes, caprichosos o ingobernables.

Ayúdalo a ser sociable

Un hijo único nunca podrá saber lo que significa lidiar con los desafíos de ser un hermano o hermano, ni tampoco experimentar la competitividad o la solidaridad que se da en este tipo de lazos. Pero sí puedes colaborar para que tenga con quién relacionarse.

La competitividad y la solidaridad son necesarias para tener relaciones interpersonales exitosas, tan importantes en el colegio o en eventos sociales o familiares. Podría suceder que tu hijo no sepa cómo relacionarse con sus pares o busque modos de atraer la atención de sus padres o de la profesora llevándose mal con otros niños a propósito.

Lo mejor que puedes hacer para preparar a tu pequeño para desenvolverse en sociedad es creando momentos para que interactúe con otros niños, ya sea con sus primos, parientes de su edad, amigos del barrio o sus compañeritos.

Una buena opción es inscribirlo en una actividad extracurricular, ya sea un deporte, una clase de arte o de danza. En esas ocasiones podrá compartir con otros niños que tengan intereses comunes y que puedan llevarse bien con él.

Y durante las vacaciones puedes enviarlo a algún campamento, para que cree experiencias inolvidables con otros niños.

 


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