Como padres queremos lo mejor para nuestros hijos, por lo que educarlos, consentirlos, darles mucho amor y protegerlos son algunas de las cualidades que nacen a flor de piel cuando nos convertimos en mamá o papá. Pero, ¿qué pasa cuándo cuidar al niño va más allá?
Ninguna mamá quiere que sus hijos experimenten acontecimientos fuertes que puedan marcar su infancia o repercutir en su salud y desarrollo mental, por lo que evitamos a toda costa exponerlos a situaciones de poco agrado. Sin embargo, llegar al punto de la sobreprotección no es manera más idónea de cuidarlos.
Consecuencias de la sobreprotección en los niños
Secuelas:
- Evitando que el niño sea capaz de afrontar y resolver situaciones lo exponemos a que no sea autosuficiente para hace algo. Tener un bajo concepto de sí mismo influirá en su desarrollo, crecimiento y la manera de relacionarse.
- Tienen problemas de adaptación en la escuela, además de conductas negativas o agresividad. Lo que también puede irse al otro extremo y volverlos altamente dóciles.
- Los chicos que están siendo sobreprotegidos por sus padres se vuelven introvertidos, tímidos, distraídos y temen actuar por sí mismos ante situaciones de su entorno, por lo que es poco probable que de solución a sus problemas.
- Cuando acostumbramos a nuestros niños a responder por ellos les creamos inseguridades, por lo que tendrá problemas a la hora de tomar decisiones, el niño sobreprotegido se siente dubitado, y lo que puede ser una decisión sencilla puede causar niveles exagerados de angustia en ellos.
- Presentan baja autoestima y generalmente crecen siendo inseguros e indecisos, por no haber experimentado la oportunidad de obtener logros propios.
- Se vuelven dependientes emocionales y buscan protección y seguridad en otras personas a la hora de solventar problemas o buscar soluciones positivas.
- Los chicos que han sido sobreprotegidos tienen poca fe en ellos mismos, generalmente abandonan prematuramente las actividades o proyectos que inician y se vuelven negativos sobre la vida de ellos mismos.
- Buscarán culpar a los demás de sus propios fracasos.
- Su bajo autoconcepto y no ser capaces de enfrentar situaciones cotidianas los lleva a caer en depresión al entrar en la etapa de la adolescencia.
La protección es vital en la vida de los niños cuando son muy pequeños; como madres actuamos por instinto ante los cuidados de nuestros hijos, pero no podemos confundir proteger con sobreprotección. Debemos evitar ir más allá de cubrir y satisfacer sus necesidades, permitamos que ellos, poco a poco, vayan descubriendo su entorno, estimulemos su desarrollo e intelecto y su capacidad de relacionarse.