Cuando se tiene un niño “difícil”, es normal preguntarse si se tratará de una fase o habrá más envuelto. ¿A qué nos referimos con el concepto de “niño complicado”? En esta nota te aclaramos el término.
¿Qué es un niño complicado?
Entre los 2 y los 7 años, los niños pueden adoptar conductas verdaderamente insoportables para sus papás, marcados por la agitación, la impulsividad, la agresividad, la desobediencia y la inestabilidad emocional.
Puede tratarse de un comportamiento aislado o manifestarse todos los rasgos a la vez, evidenciándose en la escuela o en el hogar.
El desafío que surge es aprender a manejar al niño, con el conocimiento aplicado y las estrategias que eso implica. Los expertos aconsejan probar modelos educativos diversos para cada tipo infantil, buscando los mejores resultados.
Niño inquieto
Este tipo de niño está siempre moviéndose, desbordando energía en correr o saltar. Difícilmente podrás tenerlo sentado leyendo, sino más bien se caracteriza por su agitación motriz, con poca capacidad de autocontrol.
Los padres deben preocuparse de establecer ciertas normas claras para que todos puedan convivir en paz, siempre teniendo presentes las necesidades del pequeño. El niño debe entender que no puede correr por toda la casa metiendo ruido, pero que sí puede hacerlo en el patio o parque, ya que requiere de actividad física.
Niño impredecible
Quizás te preguntes qué es lo que pasa por la cabeza de tu retoño. El inconveniente es que su actitud es peligrosa, ya que es posible que sin que lo notes, cruce la calle, trepe a los árboles o se lance escalera abajo.
Este tipo de personalidad puede relacionarse con el funcionamiento cerebral, ya que la zona frontal está envuelta en organizar las acciones para conseguir un resultado, siendo su desarrollo más activo entre los 2 y 7 años.
En esa edad los niños no controlan sus pensamientos como los adultos, y en algunos casos, esa impulsividad y distracción se deben a la ansiedad que supone el apego. Es una manera de demostrarte que son libres para que no estés todo el tiempo preocupada por ellos. Requieren por lo tanto de atención y comprensión de tu parte.
Niño desobediente
La palabra favorita de este tipo de niño es “no”. Siempre te contraría, ya sea explícita o silenciosamente. Es importante entender qué hay detrás de su negativa a obedecer, ya que podría implicar una dificultad lingüística o un retraso en el desarrollo del lenguaje del niño.
Por ejemplo, toma en cuenta que no puedes pedirle a un pequeño de 3 años que termine de vestirse porque tú vas atrasado a la reunión que tienes con los inversionistas de tu empresa. Más bien, los mensajes deben ser simples, en enunciados sencillos. Así, su respuesta no estará determinada por la incomprensión a lo que tú le ordenas y podrás buscar una solución adaptada a su problema de actitud.
3 consejos útiles
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Instruye coherentemente
Cuando se le transmiten instrucciones y límites al niño, él puede actuar dentro de esos parámetros. Es fundamental que ambos papás estén de acuerdo y se muestren como un frente unido ante sus hijos. Si educan con coherencia, tendrán mejores resultados, aún si no viven juntos por una separación.
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Establece prioridades
Cuando te enfrentes a un determinado problema de conducta, piensa en qué es lo más importante de solucionar en primer lugar y recuerda no vacilar frente a tu hijo, como si no supieras qué hacer o dilatando el castigo correspondiente. De otro modo le estarás dando una oportunidad de hacer lo que quiera.
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Mantén una actitud positiva
Si tu pequeño se niega a obedecer o a quedarse tranquilo cuando se lo pides, además de agotador puede resultar en frustración. ¡Ánimo! No creas que eres una mamá fracasada, más bien, sigue intentando mejorar, explorando nuevas actitudes ante lo que tus hijos hagan o digan, siempre desde un punto de vista optimista.