El acoso escolar es pan de cada día y esto preocupa a muchos padres. ¿Cómo se puede identificar este problema si se está sufriendo? ¿Es posible prevenirlo? ¿Cómo actuar si nuestros hijos son acosados?
Primeramente se debe reconocer que hay más de un tipo de acoso. A algunos niños los intimidan con golpes mientras a otros les manchan su reputación con chismes o calumnias, personalmente o mediante una red social.
La manera de reaccionar también difiere, desde bajas calificaciones a una depresión silenciosa, temiendo siempre el rechazo.
Las caras del acoso escolar
Como el acoso es muchas veces solapado, los papás no siempre son capaces de percibirlo o dimensionarlo. Es más, ni siquiera los profesores o directores de los colegios se dan cuenta de todos los casos, ya que quien lo sufre lo esconde detrás de una coraza y, sintiéndose intimidado todo el tiempo, se encierra en su sufrimiento.
El acosador puede ser una persona o un grupo, atacando a un individuo o a una colectividad. Se manifiesta como acoso moral, físico, material o sexual.
Acoso moral
Es muy frecuente y consiste en insultos, amenazas, descalificaciones y burlas, ya sea hacia la misma persona o dirigido a miembros de la familia.
Pueden burlarse del porte, el peso o, la raza, los rasgos o defectos físicos del niño, o bien de sus hermanos, mamás o papás.
Acoso físico
En este caso, son comunes las zancadillas, cachetadas, golpes o empujones. Suelen venir de compañeros más grandes o fuertes.
No es una pelea frontal, sino una seguidilla de pequeñas expresiones violentas, desde mordiscos hasta tirones de pelo.
Acoso material
Los niños que sufren este tipo de abuso siempre pierden sus cosas en manos de sus pares, quienes les roban o les rompen sus útiles y pertenencias.
Es un ataque psicológico, ya que les quitan sus cosas y luego se las devuelven destrozadas o estropeadas. El problema se agrava si en casa lo culpabilizan por no cuidar sus bienes.
Acoso sexual
Sobre todo al llegar a la pubertad, los jovencitos realizan ademanes que incluyen la manipulación de sus órganos genitales junto con palabras o insinuaciones obscenas.
Puede ocurrir de parte de personas del mismo sexo o del sexo opuesto, más generalmente de niños hacia niñas.
Ciber-acoso
Las plataformas tecnológicas no están libres del acoso. Traspasando los límites de privacidad e intimidad, se envían fotos íntimas y comentarios degradantes, ya sea por mensajes de texto o redes sociales, como Facebook.
Es una forma de acoso particularmente cruel, debido a que desplaza el acoso del colegio al hogar y no remite al llegar a éste. Por lo tanto, el niño no encuentra un refugio para su padecimiento y no se siente seguro ni en su propia casa.
Las tristes consecuencias
Las reacciones comunes engloban:
- Irritabilidad
- Introversión
- Trastornos depresivos
- Ansiedad
- Trastorno obsesivo compulsivo
- Ritmos de sueño alterados
- Dolores de espalda
- Disminución en el rendimiento escolar
El resultado más dramático es que la víctima se aísla. Y es tan grave porque, de continuar el acoso y los profundos sentimientos de soledad, podrían surgir pensamientos o hasta actos suicidas.
¿Qué hacer?
Para prevenir situaciones de violencia o agresividad, se debe fomentar el diálogo para que los niños se abran a comunicar sus problemas y aprendan a resolver conflictos. En este sentido, una terapia psicológica puede ser de gran ayuda.
Es imperativo que los padres busquen métodos para detectar, atender y luchar contra la violencia escolar, estimulando al pequeño o joven a desahogarse con sus seres queridos.
Como es probable que los hijos se avergüencen, se sientan culpables o atemorizados, los papás deben poder captar las señales de alerta y no dejar pasar cambios que vean en la conducta, actitud o personalidad de sus niños.
Asimismo, si notas que algo pasa con sus materiales o útiles, pon atención. Por ejemplo, si el niño llega con sus pertenencias rotas, no te apresures a retarlo o castigarlo, sino más bien procura averiguar quién se los ha tomado.
Ante cualquier duda, los padres deben formular preguntas con tacto y delicadeza.
Un modo de hacerlos entrar en confianza es hablar con ellos como si hablaras de alguien más, preguntándole cómo ven sus compañeros determinados problemas o situaciones. Puedes iniciar el diálogo diciéndole algo como “He sabido que el acoso escolar es muy común, ¿hay algún compañerito tuyo que experimente algo así?”. O “¿Qué harías tú si te acosaran en el colegio?”. De esta forma, el niño se sentirá impulsado a hablar sin presiones.
Ante su respuesta, escucha con atención para que se sientan apoyados y motivados a confiarte sus impresiones.
Medidas Prácticas
Una vez identificado el problema de acoso, puedes hacer lo siguiente:
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Busca un profesional
El pediatra o médico de confianza puede ser un gran aliado. También existen establecimientos que cuentan con protocolos de acción para quienes sufren a manos de abusadores.
Y siempre es importante que los profesores, directores y educadores estén al tanto de lo que pasa con los alumnos.
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Busca una actividad extraescolar
El niño debe ser capaz de recuperar la confianza en sí mismo, por lo que ingresar en un grupo donde pueda aprender cosas y rodearse de amigos, es muy positivo.
Así sabrá se sentirá parte de un clan, internalizando que es un miembro valioso y que merece ser querido y valorado.
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Busca tiempo
Es el deber de los papás encontrar momentos para compartir exclusivamente con su hijo, reafirmándole lo importante que es.
No importa cuán ocupados estén, deberán sacar tiempo para estar con sus hijos y ayudarlos, proveyéndoles los recursos para defenderse y salir adelante.