Cómo enfrentar la Dislexia

niño frustrado

La Dislexia afecta a una parte importante de la población infantil. El tratamiento convencional incluye medidas pedagógicas y reeducación ortofónica, así como la ergoterapia o la oftalmología.

Definición y diagnóstico

La Dislexia engloba una dificultad para aprender a leer, que no depende del tipo de educación recibida ni de la capacidad intelectual de la persona. Se han llevado a cabo varios estudios al respecto y se indica que afecta al 5% de los niños de 10 años de edad. Puede aparecer en forma moderada o severa y se manifiesta más comúnmente en aquellos que hablan idiomas de escritura irregular (el inglés se considera irregular y el español, regular).

Para diagnosticar la Dislexia, debe haber una amplia línea divisoria entre la edad del niño y su dominio de la lectura; deben existir entre 18 – 24 meses de retraso. Se ha calculado que un 25% de los niños con dificultades para leer sufre de Dislexia.

Comúnmente, la Dislexia se acompaña de otros trastornos, como dificultades con la lengua oral (disfasia), con la ortografía (disortografía), con los números (discalculia), con la manipulación de objetos y la coordinación motora (dispraxia), con la escritura y el grafismo (disgrafía) y con dificultades psicológicas y de comportamiento.

Dependiendo del trastorno padecido, se requiere una pedagogía adaptada, de modo que no se vean afectados otros aprendizajes. Así, por ejemplo, el niño puede practicar la lectura de enunciados, sin alterar la comprensión de fórmulas matemáticos.

La ortofonía

Es el tratamiento más convencional y consiste en la evaluación global de las capacidades lingüísticas del niño, a la vez que un neuropsicólogo evalúa capacidades intelectuales y los vínculos entre éstas. Mediante la doble evaluación, se pueden identificar las debilidades y fortalezas.

Consiguientemente, el proceso de reeducación se centra en posibilitar el progreso del niño en el plano fonológico (los sonidos realizados con la lengua) enseñándole a leer con métodos alternativos al sistema educativo tradicional. Las sesiones son individuales y se adaptan a cada necesidad particular.

Los especialistas explican que el trabajo ortofónico requiere la total participación del niño y cuán rápido sea su progreso dependerá del grado de Dislexia y qué trastornos estén asociados. Es interesante que este método es el único que se enseña en la carrera de Medicina de Francia y además es el único cubierto por el seguro de salud pública de dicho país.

Tratamientos polémicos

Si la ortofonía no da los resultados esperados, surge la duda sobre qué métodos no tan convencionales pueden ser útiles.

Un tratamiento bastante polémico es el proprioceptivo. Los profesionales que lo apoyan, mencionan que quienes padecen de Dislexia, tienen asimismo problemas de propriocepción. Se trata de un sentido que permite a la persona estar consciente de la posición de su cuerpo en el espacio, localizando la información visual y auditiva. Si este sentido no funciona apropiadamente, se adoptan malas posturas y esto da pie al surgimiento de trastornos espaciales.

El tratamiento proprioceptivo sugiere el uso de plantillas adaptadas o lentes prismáticos, así como una rutina de ejercicios y la ortodoncia, de ser necesaria. Se busca corregir la información que llega al cerebro y reeducarlo. Se puede complementar el tratamiento con la ortofonía.

Respecto a la polémica, este método no está reconocido por el sistema de salud pública francés, debido a que no se ha demostrado objetivamente que los disléxicos sufran de trastornos posturales. La carencia de estudios científicos que lo avalen hace que muchos profesionales lo cuestionen (sólo se ha realizado un estudio con resultados discutibles, el cual evalúa los efectos de la propriocepción en la lectura y en los trastornos fonológicos).

Hay otros métodos reeducativos que también han sido cuestionados, como el auditivo (Fast For Word o Tomatis), la reeducación visual (oclusión de un ojo o utilización de cristales tintados) y la estimulación hemisférica específica.

Posibles trastornos relacionados

Si surgen otros trastornos vinculados a la Dislexia, se puede acudir a especialistas específicos para cada afección: psicomotricistas para dificultades motoras, neuropsicólogos para trastornos cognitivos o pedopsiquiatras para trastornos emocionales y de comportamiento.

Del mismo modo, algunos disléxicos tienen un problema de control binocular o trastornos de atención visual, por lo que un oftalmólogo puede realizar un tratamiento paralelo.

No hay problema con llevar a cabo tratamientos múltiples, mientras se deje claro qué es lo más relevante. Se deben priorizar los trastornos que perjudiquen el desempeño escolar y el bienestar general del niño.

 


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