Salir de vacaciones puede ser estresante si los niños no se adecúan a dormir en una cama distinta a la que están acostumbrados, o si se desesperan o echan de menos su casa. Por otro lado, las medidas de seguridad adecuadas pueden hacer una gran diferencia para que la estancia en el hotel sea más llevadera.
Que el hotel sea “a prueba de niños”
Una preocupación generalizada es que los niños rompan algo en la habitación del hotel. Por lo tanto, para evitar dolores de cabeza, fíjate en que los muebles y aparatos electrónicos (todo lo que sea más caro) esté fuera de su alcance o bien firme para no caerse.
Presta atención a los enchufes; como quizás no tengan protección, lleva tú protectores para evitar accidentes.
En el caso de niños pequeños que todo lo exploran, revisa cada rincón para recoger cualquier cosa que pueda causar asfixia al niño, en caso de que se meta objetos a la boca. También busca cualquier artículo que sea puntiagudo o lo pueda cortar.
Respecto a las puertas de la habitación, asegúralas bien para que no vayan a salir sin que te des cuenta. Del mismo modo, revisa que otras puertas – como la del baño, del clóset o del balcón – permanezcan cerradas para disminuir riesgos.
Si necesitas algunos objetos especiales como cunas, pídelas en recepción. Y si ves que éstas no cumplen con las normas básicas para la seguridad del niño, exige que te proporcionen una en mejores condiciones.
No olvides llevar todo lo que necesites desde casa para no angustiarte de más y disfrutar de un merecido descanso.