- Aunque el descanso, la entretención, el ocio y los panoramas son las palabras clave en tiempo de vacaciones, ello no significa que el aprender tenga que ser vetado. Especialista de la Universidad del Pacífico señala los beneficios que tiene para los niños aprender en forma entretenida y fuera de lo establecido.
Si bien para los niños es fundamental que la rutina veraniega incluya espacios de recreación o de actividades no ligadas a las exigencias académicas, tales como deportes o hobbies, también es aconsejable que practiquen quehaceres que los mantengan activos frente a futuros requerimientos escolares. Así lo asegura Verónica Navarrete, coordinadora de la escuela de Psicología de la Universidad del Pacífico.
“En los periodos de vacaciones es relevante que el niño siga activo y realizando actividades que lo mantengan ocupado y que a la vez refuercen la adquisición de nuevas habilidades y destrezas. Esto debe ser orientado según la etapa evolutiva del niño”, plantea la psicóloga infanto-juvenil.
Por ello, propone algunas alternativas según el rango de edad:
- Niños de entre 3 y 6 años: se recomiendan todas las actividades relacionadas con destrezas motoras y de coordinación; actividades deportivas y recreativas al aire libre, tales como un deporte, la natación entre otros son de gran utilidad.
- Niños de entre 6 y 10 años: son ideales los juegos de salón que les permiten compartir con otros y a la vez ejercitar habilidades básicas de comprensión lectora y cálculo numérico. Son apropiados en este periodo los juegos como el monopoli, ludo, damas, juegos de estrategia o ir de compras, entre otros, que les permiten ejercitar y realizar transacciones simples. También se sugieren los juegos que permiten realizar experimentos, ya que en esta etapa los niños aprenden lo que ven a nivel concreto, juntando materiales y exponiéndolos a diversas actividades. Los libros y los juegos de construcción y armado de diversos objetos, tales como aviones, autos o pulseras, también adecuados.
- Desde la pre pubertad a la adolescencia: en esta etapa los jóvenes se centran en la construcción de identidad. En este sentido, buscan activamente espacios de soledad e intimidad. Por ello, los libros, principalmente novelas y de poesía, así como la música y los videojuegos, comienzan a llenar el ocio de los adolescentes. Sin embargo, en esta etapa también es relevante la supervisión adulta, ya que muchos jóvenes comienzan a ser dependientes de los videojuegos.