Castigar a los hijos en público no es bueno

niño

Algo fundamental que los padres deben comprender es la diferencia entre castigar y humillar. Cuando se castiga a los niños frente a otras personas, se pasa a llevar su dignidad.

Los hijos deben aprender que el mal comportamiento tiene consecuencias, de hecho es una parte importante de la educación, sin embargo, hay varias razones por las que no se debe caer en la práctica de castigarlos en público.

  1. La familia siempre debe ser un lugar seguro

Si el niño o joven pierde este espacio de seguridad, ¿dónde podrá encontrarlo? El hogar, y en especial los papás, deben representar el respeto, amor y comprensión que ellos necesitan. Deben saber que sin importar lo que pase afuera del círculo familiar, siempre pueden sentirse seguros en el interior de su hogar.

Los hijos deben poder expresar sus problemas y sentimientos con sinceridad; pero si se les castiga humilla en público, se traicionará el vínculo que debe existir entre papás e hijos. La educación no puede consistir en eso.

  1. La vergüenza no contribuye a una mejor conducta

Un niño avergonzando tendrá emociones negativas en su interior, como rencor, odio, rabia, etc. Lo cual puede resultar en un círculo vicioso de comportamientos erróneos.

Al sentirse humillado, puede deprimirse y actuar negativamente, estando a la defensiva todo el tiempo. De hecho, el miedo a ser herido conlleva ansiedad y puede causar una herida emocional que lo acompañe hasta su vida adulta. Al no poder confiar en las personas que quiere, no podrá volver a confiar en nadie.

En resumen, el respeto es básico para los integrantes de una familia, sobre todo para los hijos, sean niños o adolescentes. Se debe respetar su intimidad, dignidad personal y educarlos a fin de que aprendan en el camino gracias a las consecuencias de sus actos, pero siempre con tu apoyo y guía.

 


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