Tan diminuto, tan indefenso, tan tierno… Seguro que alguna vez te has preguntado qué está pensando tu bebé cuando gesticula o hace una mueca o movimiento involuntario en la cara, cuando señala un punto fijo o mira hacia las manos o los pies.
Cuando se está riendo o poniéndose serio. Sí, no eres la única, muchos hemos soñado con poder saber realmente lo que está pensando nuestro pequeño. Y la ciencia, la neurología y la psicología comparten las mismas preocupaciones, así que a continuación se presentan algunas de las teorías más comunes sobre el tema.
¿Qué está pensando tu bebé?
Primero, como contexto: las sinapsis neuronales de los bebés son muy productivas hasta los seis años. Entre los tres y los seis años, las conexiones neuronales se hacen más rápido y fluyen mucho mejor, sus mentes son ágiles y en constante evolución. Así, el 90% de sus conexiones neuronales se forman en esta etapa -desde recién nacido hasta los tres años- y el 10% restante a los seis años.
Mi bebé aún no se comunica, pero está «pensando», ¿es correcto?
Digamos que en la mitad del cerebro de tu bebé surgen protopensamientos, que normalmente se asocian a sensaciones, porque aún no ha tenido la oportunidad de asociarlos o conectarlos con imágenes, ideas o palabras, por lo que estos primeros pensamientos casi siempre son asociado con sensaciones corporales: frío, sueño, calor, hambre, incomodidad, el deseo de ir al baño.
En los primeros meses de vida, el bebé empieza a asociar causa y efecto a través del aumento de estímulos, y entre el cuarto y quinto mes su cerebro empieza a ver estas cosas con más claridad.
Y alrededor del sexto mes su memoria empieza a aumentar, ya es capaz de asociar emociones y recuerdos agradables y desagradables para exteriorizarlos con gestos, sonrisas, caras de asco, más “a voluntad” que en los meses anteriores. Empiezan a moverse más por conexiones cerebrales que por mero instinto.
Aquí es importante utilizar juguetes que estimulen estas reacciones: sonajeros que suenan como una moto al ser sacudidos, que combinan movimiento y sonidos, luces y sonidos y mucho más.
Desde el primer año de vida, las relaciones se hacen asociando palabras e imágenes entre sí. Ver a un perro y decir “guau” o asociar animales de la granja con su onomatopeya, mamá y papá al señalarlos, agua, luz, son solo algunos de los fonemas más comunes con los que el bebé comienza a desarrollar esta parte cognitiva.
También se moverá por imitación, por lo que puedes construir más juegos, como: Bloques en los que se pueden insertar piezas, repetir movimientos o acciones, como:. acostar una muñeca, ponerse un sombrero, etc.
Niños pensando
¿Qué está pensando tu bebé? A la edad de tres años, ya sea que vayan a la escuela o no, ya tienen un vocabulario más amplio y pueden nombrar letras, números y animales con claridad.
Su pensamiento es más creativo que lógico, mucho más imaginativo e imaginativo, pero ya sabrá seguir y seguir algunas indicaciones. Sus períodos de atención tienden a ser más cortos, por lo que es importante aprovechar al máximo la cantidad de tiempo que tienen para concentrarse.
No es hasta los 7 años que su capacidad de pensamiento se acerca más a la del cerebro adulto, lo que no significa que su ventana de aprendizaje sea más pequeña, sino que indica su desarrollo neuronal maduro.
En esta etapa y en todas las demás etapas, es importante monitorear de cerca el comportamiento del niño y contactar a especialistas si se nota un retraso u otro proceso de aprendizaje. Especialmente en los primeros años de vida, se pueden prevenir ciertos trastornos del pensamiento y se le pueden dar al niño las herramientas para un desarrollo integral.