Por qué las madres trabajadoras se sienten culpables y los padres no

madres trabajadoras

Los estereotipos de género hacen que las madres trabajadoras se sientan mal por «desatender» a sus familias. Un problema que muchos padres no tienen.

Vivimos en una época en la que las mujeres pueden ser cualquier cosa: juez, ama de casa, directora ejecutiva, canciller… o múltiples roles al mismo tiempo. Pero incluso en 2023, la sociedad no estará libre de estereotipos de género, es decir, ciertas ideas sobre qué tareas pueden ser asumidas por mujeres y cuáles por hombres, y sobre todo: deberían.

Un estudio reciente encontró que las madres trabajadoras tendían a sentirse más culpables que los padres, especialmente cuando los hombres creían más en el estereotipo de género de que las mujeres son las únicas o al menos las principales responsables del trabajo de cuidados.

Madres trabajadoras: Ha pasado mucho y luego muy poco

La idea de cómo deben comportarse los géneros está profundamente arraigada en nuestra conciencia: si bien las mujeres están bien representadas en el mercado laboral actual y mucho ha pasado en las últimas décadas en términos de trabajo de cuidados, en el siglo XXI en el XIX siglo, las mujeres seguían siendo en gran parte responsables del cuidado de los niños y las tareas del hogar, como muestran varios estudios.

También es el padre quien, como en la década de 1990, a menudo gana más dinero y trabaja la mayor parte del tiempo fuera de casa.

De acuerdo con la teoría del rol social, la sociedad tiene diferentes expectativas de los hombres y las mujeres: los atributos como la calidez y el cuidado tienden a atribuirse a las mujeres, la agresividad y la fuerza a los hombres.

Si bien estos clichés ya no tienen cabida en muchos hogares, el estudio actual publicado en el «British Journal of Social Psychology» muestra que los «estereotipos de género internalizados» todavía están presentes en muchas mentes, y las madres en particular los sufren.

Los estereotipos de género son a expensas de las mujeres

En el estudio, los hombres y mujeres participantes se enfrentaron a un escenario ficticio: su hijo está enfermo en casa, todavía tienen que ir a trabajar, mientras que su pareja puede quedarse en casa.

Ambas debían manifestar cuán culpables se sentirían en esta situación, y también se les preguntó en qué medida estaban de acuerdo con los estereotipos tradicionales de género que ven a la mujer en la familia y al hombre en el trabajo.

El resultado: en promedio, las madres se sintieron más culpables que los padres. Los participantes masculinos se sintieron menos culpables cuanto más estaban de acuerdo con los estereotipos de género tradicionales. Un segundo estudio de mujeres encontró que cuanto más tiempo trabajaban, más culpables se sentían.

Y aquí, lógicamente, el resultado en cuanto a estar de acuerdo con los estereotipos tradicionales de género fue al revés: cuanto más estaban de acuerdo las mujeres entrevistadas con ellos, más culpables también se sentían por trabajar.

«Nuestra investigación muestra que estos estereotipos de género no solo dan forma a cómo nos juzgan los demás, sino también a cómo se sienten los propios padres acerca de sus elecciones familiares y profesionales», explica Lianne Aarntzen, autora principal del estudio.

Para lograr la igualdad de género en los roles laborales y familiares, un primer paso importante es eliminar el aspecto de género de la culpa cuando el trabajo de los padres interfiere con sus responsabilidades de crianza.


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