Desde hace casi un año presenciamos un sin número de cambios en nuestros que haceres diarios, específicamente cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró una crisis pandémica por la expansión del Covid-19, lo que ha logrado volver nuestros días mucho más complicados de lo que antes llegaron a ser. Incluso hemos agregado nuevas frases y significados a nuestra vida y un ejemplo de ello es la llamada fatiga pandémica, propuesta por esta misma organización.
Actividades como el teletrabajo, la enseñanza virtual, la comunicación con nuestros seres queridos, familia y amigos, sólo mediante aplicaciones como Zoom o Whatsapp, la recreación a través de las pantallas, entre otras tantas cosas, son algunos de los detonantes de la exasperación y el desánimo de padres e hijos ante esta crisis por coronavirus.
Si embargo, no debes preocuparte, en Facemama sabemos que necesitas de nuestro apoyo y es por ello que te presentamos estos algunos métodos para manejar la crisis pandémica sin sobrecargar a tus hijos, y por supuesto, a ti.
De acuerdo a la información recogida por la OMS, la fatiga pandémica se entiende como ‘la desmotivación para seguir las conductas de protección recomendadas que aparece de forma gradual en el tiempo y que está afectada por diversas emociones, experiencias y percepciones, así como por el contexto social, cultural, estructural y legislativo’.
¿De qué trata? Esencialmente es el estrés presentado por esta situación de incertidumbre sobre lo que está ocurriendo y lo que sucederá después de ello, lo cual produce más tensión física o emocional, por ende, nos hace desarrollar más cansancio, agotamiento y emociones negativas o desagradables y altera nuestros pensamientos.
¿Cómo la viven los niños? Debemos tener muy en cuenta que los padres somos el pilar principal de seguridad tanto física como emocional de los niños, así como sus ejemplos a seguir para el control ante circunstancias imprevistas. Por ello, hoy más que nunca, tenemos que ser el modelo que ellos requieren para mantener el equilibrio emocional, además de, sus hábitos saludables y rutinas actuales.
La resiliencia que tienen los niños hace menos complicado el proceso de aceptación diario de la situación, debido a que su capacidad de vivir y manejar el presente resulta menos complicado que el de los adultos.
No obstante, debemos recordar que para que nuestros hijos se encuentren bien, debemos trabajar por mantener nuestro bienestar físico y emocional, lo que significa que tenemos que hacer todo lo que esté a nuestro alcance para sentir que hacemos un buen trabajo.