Cuando se es madre, tener otras amigas con hijos es muy beneficioso y conveniente, pues tenemos quien nos comprende.
Ahora quiero hablarte de las ventajas de tener amigas sin hijos, que sin duda también aportan mucho a nuestra vida después de que nos convertimos en madres.
A veces, cuando tenemos hijos, nuestro estilo de vida y nuestra forma de pensar cambia tanto, que se puede perder algunas amigas después de convertirse en mamás. Otras veces, la amistad logra sobrevivir e incluso de vuelve más fuerte que antes, demostrándonos que tener amigas sin hijos cuando ya eres madre tiene muchas cosas buenas.
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Lo queramos o no, llega un momento cuando tenemos hijos en los que la maternidad absorbe mucho de nuestro tiempo, dejando de lado temas que pueden ser importantes para las personas en general.
«Recuerdo cuando recién me convertí en madre, estaba tan cansada por los desvelos y la recuperación después de la cesárea que no sabía nada del mundo. Hablar con amigas me ayudaba a saber qué era lo que pasaba «allá afuera» mientras podía disfrutar y enfocarme en ser mamá.»
Puedes tener alguien que te apoye
Cuando somos amigas con otras mamás, el organizar una cita o salida puede ser muy complicado. Con las amigas sin hijos no lo es tanto. Si bien es cierto que también tiene su propia vida llena de compromisos, es mucho más sencillo organizar algo con ellas pues no hay tantas cosas como buscar una niñera para todas o tratar de meter una salida por la tarde cuando todas tienen a sus hijos en alguna clase y los horarios no coinciden.
Otra ventaja, es que tener amigas sin hijos y que sean cercanas puede ser conveniente. Si algún día necesitas salir sin tus hijos, alguna de ellas podría ayudarte a cuidarle un rato para que puedas hacer tus cosas. Además, a tus hijos siempre les gustará ver a esa amiga de mamá que juega con ellos y les acompaña en las travesuras.
Tienes alguien con quién hablar acerca de otras cosas
Antes de tener hijos me resultaban un poco molestas las mamás que no tenían otro tema de conversación más que hablar de los logros de sus hijos. Por supuesto que entiendo que se sientan orgullosas y que eso sea probablemente lo más importante o destacado de sus días. Pero me daba la impresión de que no pasaba nada más en sus vidas. Ahora que soy mamá entiendo cómo pueden sentirse y por qué a las madres nos encanta hablar de nuestros hijos.
Sin embargo, creo que el ser madre no implica que los intereses personales desaparezcan y solo nos enfoquemos en hablar de ellos. Aunque por supuesto que me gusta hablar y compartir orgullosa las cosas maravillosas que hace mi hija, también soy consciente de que no todo el mundo quiere escucharme hablar sobre ella y que hay miles de cosas de las que podemos hablar.
«De mis amigas de la universidad, soy la única que ya es madre. Son de las pocas amigas que conservé después de ser mamá. Me encanta reunirme con ellas porque me gusta saber qué es de sus vida y me encanta poder hablar de diseño o moda con mujeres que piensan igual que yo. Siempre que me reúno con ellas, siento una satisfacción enorme y regreso feliz a casa.»
Te recuerdan que además de ser mamá, eres mujer
Muy relacionado con el punto anterior. Tener amigas sin hijos además ayuda a que mantengas vivos esos intereses que tenías antes de ser madre. Poder reunirse para hablar de moda, belleza, películas o temas que no tienen relación directa con la maternidad pueden ser un respiro y una manera de desconectarnos del estrés que experimentamos día a día en nuestra vida maternal.
En ocasiones cuando se es madre se deja un poco de lado aquellas cosas que nos apasionaban tanto antes de tener hijos. Las amigas sin hijos son una buena manera de recordar que también podemos hablar de otras cosas y que tener algún hobby o pasatiempo es muy válido cuando eres madre.
¿Y cómo mantenemos viva la amistad?
Muchas veces (incluso más seguido de lo que quisiéramos) la maternidad nos distancia de nuestras amigas que aún no son madres. Esto no significa necesariamente que ya no tengamos nada en común, podemos tener miles de cosas, pero los cambios en nuestro estilo de vida pueden llegar a afectar la relación que teníamos.
Sí, cuando somos madres nuestras prioridades cambian y nuestros hijos toman el puesto más alto. Sin embargo, nuestras amigas, tengan hijos o no, también son importantes y es muy sano para una mujer tenerlas. Una plática entre amigas ningún esposo la puede igualar, por más cercana y hermosa que sea nuestra relación con él. Las mujeres necesitamos a nuestras amigas.
Una llamada o un mensaje pueden hacer la diferencia entre una amistad que perdura o una que con el tiempo desaparece. Si no hay tiempo para verse, hay que hacérselo o por lo menos intentar llamarnos frecuentemente, porque siendo realistas, cuando somos madres no «hay» tiempo para nada, tenemos que hacerlo nosotras.
Hoy valoro aún más a mis amigas sin hijos, porque además de que me ayudan a desconectarme del estrés materno de vez en cuando, me han demostrado que la verdadera amistad existe.
¿Tienes amigas sin hijos? ¿Cómo cambió su amistad cuando te convertiste en madre?