Si estás nuevamente en pareja tras una separación, de seguro estás muy ilusionada. Pero la etapa que estás comenzando no está exenta de desafíos, en especial en el desafío de llevarse bien con los hijos de tu pareja.
Un nuevo noviazgo o matrimonio de sus padres puede ser es muy difícil de asimilar por un niño. ¿Cómo llevarse bien con el hijo de tu pareja?
Las estadísticas indican que en 2 de cada 3 casos, los niños se quedan con la mamá al separarse. Si los papás rehacen su vida sentimental y deciden vivir juntos, el niño se enfrenta a un mundo nuevo, muy distinto al que estaba acostumbrado.
Algo que puede ser particularmente complicado para tu hijo es que tendrá que asumir que ahora hay más adultos sobre él, a quienes rendirle cuentas. Lo anterior puede generarle confusión y hacer que se rebele ante la autoridad.
La percepción sobre la autoridad
El nuevo cónyuge, si bien no es el papá o mamá biológica, adquiere ciertas responsabilidades y deberes respecto al niño. Lamentablemente, a veces se producen verdaderas batallas cuando el padre biológico no quiere que la nueva pareja incida sobre la vida de su hijo, ni que se meta en las decisiones de éste.
Entonces, el niño se sumerge en un mar de peleas de adultos; como no ejercen su autoridad como deben, el pequeño puede aprovecharse de la situación. Posibles razonamientos son: “Tú no eres mi papá (o mi mamá), así que no tengo por qué hacerte caso”.
Si eso ocurre contigo, quizás te sientas impotente a pesar de tus esfuerzos; y es triste ver que el oasis de amor y paz que habías soñado da paso a un verdadero campo de lucha.
Poniéndonos en la perspectiva del niño, la nueva pareja es un intruso que ha llegado a irrumpir en su casa, en su intimidad; y puede que hasta te culpe (aun sin internalizarlo) por la separación de sus padres.
Por lo tanto, consciente o inconscientemente, podría tratar de sabotear esta nueva relación, pensando que todavía sus papás pueden volver a ser una familia feliz. Esto significa que a pesar de todos tus intentos –y todas tus sonrisas y regalos– no será tan fácil ganarte su cariño y respeto, al menos no enseguida.
¿Qué hacer?
Una manera de encontrar tu lugar en ese hogar es evitando las siguientes actitudes:
- Vivir como una invitada en la casa de tu pareja, como si tuvieses que recordar siempre que ahí ha vivido el o la ex. Lo que tienes que hacer es proponer un nuevo orden del espacio para que todos tengan su lugar.
- Pretender sustituir al padre o madre ausentes, procurando ocupar su lugar en el corazón del niño. O, por el contrario, tratarlo como si fuera tu hijo, mostrándote severa o autoritaria con él. Es mejor definir con el ex y con los niños las reglas de la convivencia y cómo respetar los límites (sean claros, por ejemplo, al delimitar las labores domésticas, a qué hora hacer las tareas, etc.)
- Esperar que el niño confíe en un desconocido de buenas a primeras. Aunque te dé pena aceptarlo, para él no eres una persona de su confianza todavía.
- Jugar a ser el jefe de la familia, tomando cada decisión, organizando la vida familiar de cada integrante. Nunca es buena idea cambiar las cosas de la noche a la mañana, lo más efectivo es conversar con tu pareja e involucrar al niño en el tema, ya sea un nuevo proyecto o una modificación en la rutina de la familia. Así como los adultos se adaptan para unir sus vidas, también deben adaptarse a los hijos, tomando en cuenta sus gustos y opiniones.
- Exteriorizar tanto amor por el niño que parezca una farsa. Recuerda que los pequeños perciben si alguien les miente y podrían perder la confianza en ti. Lo más apropiado es esperar que el tiempo estreche su relación y que él pueda mostrarse más sociable sin presiones.
Concluyendo, es importante abrir las líneas de comunicación tanto con el niño como con la pareja, de modo que estén todos de mismo lado, sin tomar bandos.
Y si el niño se muestra reticente a la idea de una nueva figura materna o paterna, es comprensible y se le debe dar el tiempo necesario para cambiar de actitud, siempre preservando la paz y armonía dentro del hogar.